sábado, 2 de febrero de 2008

La victoria del PNV

Poco a poco, van templándose los ánimos tras los últimos comicios. Parece claro que, salvo en Navarra, se han producido pocas novedades. La situación se parece bastante a la de 1999. Eso sí. Todas las fuerzas, sin excepción, han obtenido éxitos irrepetibles. Como siempre, todos han ganado. Unos más y otros menos. Pero, lo dicho, todos han ganado.

El PNV es la primera fuerza en el conjunto de la Comunidad Autónoma Vasca. La última referencia en solitario nos llega de 1995. Entonces, aunque se obtuvieron 2.500 votos más, la representación en porcentaje fue menor: 28,36 (1995) y 31,12 (2007). En esta ocasión, a la segunda fuerza, el PSOE, le ha sacado 63.308 votos.

En Bizkaia, el PNV en solitario, con 23 junteros y el 39,8 por ciento de los votos obtiene los mejores resultados desde los tiempos de la escisión. En este sentido, José Luis Bilbao supera de largo los resultados obtenidos en su día por Alberto Pradera y Josu Bergara. Le saca diez junteros a la siguiente fuerza. Pero, no está la cosa como para echar cohetes.

La abstención ha sido diez puntos mayor que hace cuatro años, siguiendo una tendencia iniciada en las últimas elecciones autonómicas y, en esta ocasión, el mensaje no ha calado (o no ha llegado bien) a la parte más oriental del territorio. Ha habido problemas con algunas candidaturas y, a la presión de ANV durante la campaña y el mismo día de las elecciones, hay que sumar la contrapropaganda desde dentro (desde la carta de los “ex afiliados”, pasando por la campaña de mentiras de algunos que querían encabezar la lista de su pueblo,...). El resultado son 65.000 votos menos que hace cuatro años (el descenso es compartido con EA) y el quedarse a tres junteros de la mayoría absoluta.

Es cierto que, en Bizkaia, el constitucionalismo retrocede en votos. Casi cuarenta mil sufragios. Por otro lado, el PNV suma un juntero más que el PSOE y el PP juntos.

En Gipuzkoa, se produce un retroceso claro. Se pierden 50.000 votos (también en conjunto con EA) y su representación actual queda en el 27,14 por ciento. Doce puntos y medio menos que la representación de EAJ en Bizkaia. A esto hay que sumar el hecho de que el PSOE y los radicales sean las fuerzas más votadas en la mayor parte de los grandes municipios. A esto hay que unir, además, el hecho de que no ha se han presentado candidaturas en casi el 40 por ciento de los municipios del territorio. A esto hay que unir el caso Jauregui y el escándalo de la Hacienda de Irún, y otras cuestiones internas.

Hay un dato cierto, por otro lado, el voto abertzale en Gipuzkoa (PNV+EA+Aralar) supera al voto constitucionalista (PSOE+PP). Este último retrocede en conjunto también retrocede. O dicho de otra forma, no hay más constitucionalistas en Gipuzkoa que hace cuatro años. Por otro lado, ANV, a pesar de todo, ha dejado de ser una fuerza decisiva

En Araba también se retrocede. Ocho mil votos menos (con un añadido: el nacionalismo democrático ha perdido su condición de mayoría minoritaria a favor, esta vez sí, del PP). Al contrario que en Bizkaia y Gipuzkoa, en este territorio se ha notado especialmente la ruptura de la coalición por parte de EA y otros dos factores no menos importantes: los ocho años de oposición y la abstención.

También en Araba retrocede en votos el constitucionalismo, aunque tengan un escaño más que hace cuatro años

Lo negativo es que su salida de la coalición ha supuesto un retroceso cierto del nacionalismo democrático. Lo positivo es que, poco a poco, vamos sabiendo a quien representa cada cual (el PNV y EA).

Lo de Nafarroa es otra cosa. Se ha demostrado nacionalismo democrático en el Viejo Reyno no es un hecho residual. Por otro lado, se ha demostrado que, a mayor alejamiento del hecho violento, un mayor respaldo popular. De la misma forma, ANV (y sus matrices) han dejado de ser “la referencia abertzale” en el territorio.

Al PNV le queda un largo camino por delante. La situación actual se parece mucho a la que siguió a la escisión de 1986. Es preciso recomponer la unidad y los consensos mínimos. Como ocurrió entonces, la organización de Bizkaia puede ser una buena palanca. En segundo lugar, es fundamental extender la organización a todo el país. Y, sobre todo, hay que acercar y explicar mejor la gestión a los ciudadanos.

Enviado a DEIA el 3 de junio de 2007

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