jueves, 6 de noviembre de 2008

De qué se trata que me opongo

Rodolfo Ares ya ha anunciado que su partido se opondrá al Concierto Político que propone el PNV. Es lo esperado. Afirma que la propuesta oculta algo que, para su organización, es inaceptable ahora (no siempre ha sido así): la autodeterminación. Dice que es imprescindible un acuerdo previo entre vascos y “ponernos de acuerdo en cómo regular nuestra convivencia". Esto lo dice el portavoz de un partido que lleva treinta años sin cumplir el pacto entre vascos más importante de este período. Además, “ponernos de acuerdo en cómo regular nuestra convivencia" apela a unas “reglas del juego” que una parte del país o no acepta o rechaza. Aún así.
Jesús Eguiguren Imaz acaba de publicar su tesis doctoral titulada “El arreglo vasco. Fueros, constitución y política en los siglos XIX y XX”. En sus conclusiones, Eguiguren cree que, en la actualidad es posible “el retorno al espíritu del pacto, compromiso y compatibilidad Fuero/Constitución que buscaba la ley de 1839, que no fue respetada en la ley de 1876 y, sin embargo, sí es posible aplicar partiendo de la actual Constitución española”. En el año 2001, Miguel Herrero de Miñón y el llorado Ernest Lluch recogían en un libro una serie de reflexiones sobre “Derechos históricos y constitucionalismo útil” (que habían formado parte de un curso en 1997). Consideraban estos a los Derechos Históricos recogidos en la Disposición Adicional Primera como “una categoría jurídica” y, desde luego, una palanca que permita avanzar en un marco de convivencia aceptable. Eso que Gemma Zabaleta y Denis Itxaso llaman “construcción de consensos” (“Una nueva política frente al colapso vasco”).
Vivimos tiempos de desconfianzas. Y, desde luego, hay quien, como el “número 2” de Cristina Garmendia, se encarga de acentuarlas. Lo que, en un principio, fue un acuerdo entre vascos (el Estatuto de Gernika) acabó convirtiéndose en un conjunto de acuerdos entre el Gobierno de la CAPV y el PNV y el Gobierno central de turno. Nadie se cree hoy en día que Patxi López vaya a completar el Estatuto al 100 por 100, ni que de no haber mediado la falta de mayoría suficiente para aprobar unos presupuestos se hubiese consumado el traspaso de una competencia claramente recogida con “concurrencia” y en “coordinación” con el Estado. Aquí no hay consenso: hay necesidad.
El PNV, con su propuesta de Concierto Político, se acerca a las tesis de Eguiguren de compatibilidad de Fuero y Constitución sin que, como se recoge la Disposición Adicional de la Ley Orgánica 3/1979, nadie renuncie a nada.
El señor Ares, que debía leer con más entusiasmo a sus correligionarios, tendrá que aceptar lo que, desde el PNV se aporte su idea de pacto, como la recogen, entre otros, José Manuel Castells (“El hecho diferencial de Vasconia”). Es cierto que todos tenemos mucho que aprender de lo ocurrido en los últimos treinta años. Resulta un ejercicio interesante, por ejemplo, repasar el relato de Virginia Tamayo –desde el Derecho- en su “Vasconia. La reivindicación política pendiente” para darnos cuenta que todos hemos cometido errores.
Cuando, desde el PSOE, se emplaza al PNV para esto o aquello, se echa muchas veces de menos, por ejemplo, una movilización del PSE para reclamar al Gobierno central que cumpla el estatuto de Gernika en su integridad: desde el preámbulo hasta la última adicional, porque, salvo para aprovechar el día para darse una vuelta por Bilbao y cantar el “Gernikako arbola”, parece que se trata de algo “de otros”, quizá porque como resaltaban Patxo Unzueta y José Luis Barbería en su último libro (“Cómo hemos llegado a esto”), hay Estatuto porque hay nacionalistas. De la misma forma que, como reconocen Zabaleta e Itxaso, el “problema nacionalista” es consecuencia de la abolición foral.
Esas “reglas de juego”, si hacemos casos a todos los correligionarios de Rodolfo Ares citados arriba, dan un amplísimo margen para profundizar en el “Convenio Político” y en los consensos, sin trampas, ni siquiera en el lenguaje: “exclusivo” y “coordinación” no tienen nada que ver con “concurrente”, por ejemplo.