sábado, 18 de abril de 2009

Enrabietados

Enrabietados”, “radicalizados”, “no saben perder”,…”si siguen así, estarán mucho tiempo en la oposición”,… “Ahora les toca a ellos (al PNV) apoyar”, eso sí, a un frente constitucionalista (PSE-PP) cuyo objetivo primero es “desalojar” al PNV de las instituciones y, el segundo, imponer a la mayoría social y política de la CAPV los principios recogidos en el documento firmado por el PSE y el PP en el Parlamento vasco. Y, no solo eso: se vuelve a colocar el nombre del Partido al lado del de ETA, y los “analistas” razonan que el rechazo de la ley de partidos es, casi casi, un apoyo a la acción terrorista.
Además, “resulta incomprensible que, por una ‘rabieta’ el PNV deje de apoyar en Madrid a José Luis Rodriguez Zapatero, con lo amigos que eran hasta hace poco”. Escuchar (o leer) a Ramón Jauregui, Miguel Buen o Leire Pajín sorprende cada día más. No está de más recordar algunas cuestiones básicas:
La ley de partidos es el resultado del pacto antiterrorista firmado por el PSOE y el PP que fue definido por alguien tan poco sospechoso como Felipe Gonzalez Marquez (en el famoso libro entrevista con Juan Luis Cebrián) como “acuerdo electoral” en cuyo preámbulo se habla más del PNV que de ETA.
Es cierto que la mayoría social y política vasca ha rechazado (y rechaza) esta norma impuesta desde “la mayoría central”, simplemente porque deja sin derecho a ser elegidos a ciudadanos inocentes que bien no ha sido condenados, o no tienen causa pendiente que restrinja sus derechos individuales. Todo ello sin olvidar que el hecho de rechazar la violencia, no significa nada (el PCTV y ANV “rechazan” la violencia y han sido ilegalizados). Si un ciudadano colabora de cualquier forma con el terrorismo debe ser detenido, procesado y, si es encontrado culpable, encarcelado.
No nos gusta la ley de partidos en su nacimiento, pero lo lógico es que su aplicación no se hubiese hecho, como así ha sido desde el principio, con cálculo electoral, y según cómo y cuándo. En 2005, como por arte de “birle-birloke”, apareció en Partido Comunista de las Tierras Vascas que evitó que la coalición de partidos encabezada por Juan José Ibarretexe alcanzase la mayoría absoluta (no nos podemos creer que ni el PSOE, ni los jueces, ni la FCSE se diese cuenta de que los del PCTV era los mismos jugadores que los de Batasuna, solo se habían cambiado la camiseta). Lo de las elecciones municipales, también tuvo su “aquello” (con ANV “renacida” presentándose aquí, pero no allí, tras un pacto, dicen, entre Egiguren, PSE, y Barrena , Batasuna).
Tras los “históricos” resultados obtenidos en las generales 2008, por el PSOE en la CAPV, alguien pensó que, ¡por fin!, Euskadi se había convertido al constitucionalismo. Y, sobre este triunfo, se montó el discurso de la campaña electoral. Un discurso que no se movió una micra tras la noche del 1 de marzo (aunque aquella noche…).
Aquella noche, EAJ-PNV obtuvo uno de los mejores resultados de su historia: 80.000 votos y cinco parlamentarios más que la segunda fuerza. Un resultado, por cierto, que no tenía nada que ver con el de 1986 (en el que el PSE obtuvo menos votos pero más parlamentarios que el PNV por el “efecto alavés”). Aquel año, el PSE no “regaló” nada, ya que, fracasado el intento de “desalojar” al PNV con ayuda de EA y EE, solo le quedaba la repetición de las elecciones y esto, como recuerda Txiki Benegas en el libro de María Antonio Iglesias, hubiese representado un fracaso. Así, la noche del 1 de marzo de 2009, el PSE-EE (PSOE) decidió –con todo el derecho del mundo- formar una mayoría parlamentaria con el PP para “desalojar” por fin al PNV. Se impondrá el cambio a una mayoría de ciudadanos vascos que no han votado “constitucionalista”. El documento firmado por el PP y el PSOE sigue la lógica del preámbulo del pacto antiterrorista,
Ante esto, el PNV no solo debía dejarse, sino que, además, debía apoyar a Patxi López sin reservas. Porque ellos (los socialistas) lo habían hecho antes. Claro que se olvidan que los apoyos no fueron gratis. Los nacionalistas apoyaban en Madrid las leyes y presupuestos de Zapatero (aunque no gustasen, y algunas leyes y presupuestos no gustaban nada). Por si alguien quiere recordar la transferencia de la investigación científico-técnica, no está mal repetir que, simplemente, se trata de cumplir una previsión del Artículo 10 de la ley orgánica 3/1979. Esto no cuenta. ¿O si?. Si José Luis Rodriguez Zapatero se va a la oposición, será porque no ha sabido consolidar una mayoría parlamentaria en Madrid (y mira que lo tenía fácil). Desde luego, en estos momentos, no tiene nada que ofrecer al PNV.
Yo no dudo PNV va a ejercer la oposición desde la responsabilidad, poniendo en primer lugar al País (y, sobre todo en momentos de crisis), pero ni se puede apoyar, ni tolerar ninguna agresión contra la mayoría social y política (perfectamente cuantificable), y , en el documento del pacto constitucionalista, ya surgen agresiones innecesarias contra esa mayoría social y política. No parece muy serio montar mayorías para “desalojar” al PNV y, luego, pedir que se sume a un proyecto cuya finalidad es aplastarle.
Ejercer la oposición no es estar “enrabietados”, ni “radicalizados”, simplemente, es hacer uso de un derecho democrático que, hasta la fecha, no está limitado por la ley de partidos. Zapatero y López han perdido la oportunidad de consolidar mayorías, suficiente en Madrid e incontestable en Euskadi. ¿La razón?. Ellos sabrán.