viernes, 11 de julio de 2008

Comienzan las encuestas

Si se cumpliesen las previsiones de Paco Llera y su Euskobarómetro, un frente constitucionalista (el lo bautiza ahora como “autonomista”) sustituiría al “tripartito” al frente del Gobierno vasco. Como señalaba el periodista Justino Sinova, ha llegado el momento de echar a los nacionalistas de las instituciones. Para este periodista de El Mundo la ocupación de los constitucionalistas del Gobierno serviría para “limpiar” (sic) todas las instituciones de nacionalistas.

Llera, además, ya ha encontrado, además, una fórmula de Gobierno que él califica “a la navarra”. Es decir, en este caso, el PP, desde fuera, permitiría gobernar al PSOE. La Comunidad Foral de Navarra por la Comunidad Autónoma del País Vasco: do ut des.

Que nadie dude que, si gana el frente constitucionalista (llamemos a cada cosa por su nombre), no solo se va a producir esa “limpieza” a la que se refiere Sinova, sino que, de forma inmediata, se van a frenar en seco los grandes proyectos pensados en paliar la grave crisis económica (que, en su versión celtibérica es responsabilidad directísima del PP y del PSOE). La razón de ese frenazo es que no se podrían establecer agravios comparativos con “otras regiones”. Y, con ello, todo lo que afecta, a las infraestructuras (ya sabemos lo que piensan el PSOE y el PP del Guggenhein de Urdaibai) y, desde luego, al euskera y la cultura vasca (algunos medios de comunicación en euskara, como Berria, tendría los días contados).

A punto de cumplirse 30 años de la aprobación del Estatuto de Autonomía, esta norma (la ley orgánica 3/1979) sigue sin cumplirse en apartados esenciales (como la Seguridad Social y la investigación científico técnica) y los responsables de estos incumplimientos (de materias esenciales para el bienestar de los vascos) son, precisamente, esos a quienes el profesor Llera llama “autonomistas”. ¿En qué quedaría el Estatuto de Gernika en manos de estos “autonomistas”?.

Sin embargo, hay un dato que el profesor Llera no tiene en cuenta y es la situación grave situación económica con un IPC desbocado (que, hasta la fecha, el Gobierno socialista es incapaz de manejar) y la situación de debilidad real en las Cortes. José Luis Rodríguez Zapatero va a tener que conseguir un alto precio (seguramente al CiU) si quiere aprobar los Presupuestos Generales del Estado. En próximo mes de marzo, los vascos deberá optar (una vez más) entre el bienestar (que es lo que ha garantizada la gestión nacionalista) y la “limpieza” ideológica que ya propugnan los medios “constitucionalistas”.

Por otro lado, si seguimos haciendo caso a la encuesta de Llera, vemos algo interesante. El PNV obtendría en Bizkaia el 38 por ciento de los votos, muy cerca del 41 por ciento que consiguió José Luis Bilbao en las últimas elecciones forales. Parece claro que es, precisamente en Bizkaia, puede frenar el avance del PSOE. También parece claro que, en Gipuzkoa, el entorno de la autodenominada “izquierda abertzale” tendría mucho que perder si no gana el PNV. Araba siempre es una incógnita. Otra incógnita: ¿se presentarían en coalición EA y Aralar?. Si lo hiciesen, podría conseguir entre 3 y 5 escaños más de los que les da la encuesta.

miércoles, 9 de julio de 2008

La ley de consulta (5)


Siempre he pensado en cómo sería la cara de los comunistas vascos cuando la noche del 15 de junio de 1977 terminaron el recuento de los votos y comprobaron que su representación en Euzkadi era insignificante en comparación con las demás fuerzas históricas. Su debacle electoral solo era comparable a la de Acción Nacionalista Vasca. La relación del PCE con las demás fuerzas antifranquistas vascas estuvo, durante los años de la dictadura, llena de altibajos y controversias.

En 1937, retiró a su representante en el Gobierno vasco, Juan Astigarrabia, al considerar que este se había “vendido” a los nacionalistas. Patrocinadores del Gobierno de Negrín, enfrentado a Indalecio Prieto, se convirtieron en los apestados del exilio republicano tras la firma del pacto Hitler-Stalin. El asesinato de algunos exiliados que no quisieron incorporarse a las unidades de guerrilleros de la Unión Nacional dio lugar a no pocas tensiones.

La unidad se restableció de forma efímera en 1946 que es cuando Leandro Carro entró en el Gobierno. Los avatares de la guerra fría (y la desaparición de fondos destinados a las familias de los huelguistas de 1947), a propuesta del PSOE, propiciaron la salida de los comunistas del Gobierno Vasco en el exilio.

A finales de la década de los 1950 y principios de los 1960, los comunistas participaron en el nacimiento de las comisiones obreras y, asimismo, mantuvieron relaciones con ETA. Militantes de esta última organización acabaron ingresando en el PCE. En 1975, el PCE-EPK (que acababa de celebrar su II Congreso) impulsó la Asamblea Democrática de Euskadi (reflejo de la Junta Democrática) a la que solo se sumaron pequeñas organizaciones de izquierda (ver Carlos Alonso Zaldívar, Notas sobre el Partido Comunista de Euskadi).

A pesar del protagonismo de otros tiempos, la ciudadanía vasca marginó a los comunistas del nuevo período. Muchos de sus dirigentes y militantes acabaron ingresando en otras fuerzas políticas: desde Euskadiko Ezkerra o el PNV, pasando por HB o el PSOE (como Txarli Prieto), hasta el PP (a donde llegaron a través de las plataformas antinacionalistas montadas y financiadas por Jaime Mayor Oreja). Así, por ejemplo, Vidal de Nicolás, autor de una famosa “Oda a Lenin” (que llegó a ser traducida al euskera por Jon Juaristi).

Algo parecido ocurrió con la mayor parte de las organizaciones de izquierda (algunas de ellas escisiones de ETA) que, a partir de 1977, o desaparecieron o iniciaron un proceso irreversible de disolución.

lunes, 7 de julio de 2008

La ley de consulta (4)


A finales de la década de los 1950, había nacido ETA, decían que como una respuesta a la “inactividad” del PNV. En la III Asamblea de ETA celebrada en 1964 se aprobó el siguiente texto.: “PNV. Se aprueba unánimemente que la labor del PNV es contraria a los intereses de la liberación nacional. Se aprueba, por tanto, ir a su destrucción. Tácticas diversas”.

Es cierto que, a lo largo de los años, se suceden los intentos –de forma directa o indirecta- de formar un Frente Nacional, auspiciado, fundamentalmente, por Jagi-jagi, al que se suma ETA como adherente o como protagonista en determinados momentos. Juan de Ajuriaguerra nunca se fió de de este tipo de “frentes” y, durante los días en que se gestaron, se produjeron no pocas polémicas en las que participaron, entre otros, Manuel de Irujo o Manu Robles Arangiz.

En 1977, Telesforo de Monzón (que acababa de ser expulsado del PNV: para ser exactos “dado de baja”) y ETA militar realizaron el último intento. Convocaron a todas las fuerzas políticas y sindicales vascas y al Partido Carlista a una reunión en el camping de Chiberta, cerca de Baiona. Básicamente, proponían el boicot a las elecciones generales que acababan de ser convocadas y, por otro lado, la reorganización del Gobierno vasco que pasaría a ser presidido por el propio Monzón. El intentó resultó un enorme fracaso. Nadie lo tomó en serio. Solo EHAS/HASI abandonó la coalición Euskadiko Ezkerra (en la que participaban junto a EIA, el MCE e independientes). Todos se presentaron a las elecciones. Es cierto que algunos partido, como ANV o ESB cosecharon sonoros fracasos, por su parte, Euskadiko Ezkerra obtuvo un diputado a Cortes y un senador.

Si, en 1977, las organizaciones de izquierda que se reclamaban abertzales hubiesen concurrido unidas (milis y polimilis y sus partidos afines estaba unidos en la Koordinadora Abertzale Sozialista) la historia posterior hubiese sido bien distinta.