sábado, 2 de febrero de 2008

Al final de la campaña

Se acerca el momento de votar. El pasado mes de diciembre, ETA decidía impedir la participación de la izquierda radical en los comicios poniendo una bomba en la terminal de Barajas (con dos emigrantes ecuatorianos muertos). La respuesta es una especie de acoso a lo que los radicales llaman “el PNV de Imaz”. Los instrumentos de este acoso: ataques a batzokis, intentos de reventar mítines, agresiones (o intentos de agresión), insultos,… Una situación sorprende al abogado Xabier Gurrutxaga por “el asombroso silencio de algunos dirigentes jeltzales”.

Las encuestas auguran un seguro triunfo del PNV en Bizkaia. Si se confirmasen los datos, sería el mayor triunfo desde la fundación del partido. El trabajo municipal y foral de los cuatro últimos años en el territorio ha sido intenso y lleno de logros. Se han hecho muchas “cosas” (y estas se ven) para mejorar las condiciones de vida y trabajo de los vizcaínos. Los dirigentes “jeltzales” vizcaínos se han aplicado a fondo para construir nación levantando la persiana día a día, como dice José Luis Bilbao. Se ha dejado la alta política para el EBB y el Lehendakari.

Junto a la gestión, la organización. El PNV de Bizkaia, en los últimos cuatro años, ha montado nuevas organizaciones municipales que, por ejemplo, han propiciado la presentación de más candidaturas propias. Quizá la principal característica de este partido es que tiene una importe presencia en municipios grandes y pequeños (cada voto y cada ciudadano son vitales), lo que propicia, desde luego, esa hegemonía cierta.

Contrasta esta estrategia con quienes defienden la concentración de esfuerzos allá donde se concentra la mayoría de la población del territorio. Esto último, no solo aleja al partido (en este caso el PNV) del pueblo, sino que, al final, esto se refleja, por ejemplo, en las encuestas y, seguramente, en los resultados.

Estas elecciones van a resultar vitales por muchas razones. Quizá se esté ante la mejor oportunidad para desalojar a la derecha (cada vez más radicalizada) de las instituciones navarras y alavesas. Dependiendo de los resultados parece, cada vez más claro, que un pacto PNV-PSOE es la única vía para lograr esto. Me imagino que esto estaría claro incluso para quienes defienden el “Laurak Bat”.

Seguramente los resultados obligarán, una vez más, a “variar la ruta”, un poco más larga, para poder seguir avanzando hacia la cima. Pero, esto, sin duda, dependerá de los resultados que se obtengan. Si hacemos caso a las encuestas, el “mantener la ruta” podría suponer un respiro cierto para el PP en Araba y Nafarroa.

El domingo se abre una nueva etapa, como siempre, plagada de dificultades. Los radicales tendrán más presencia que hace cuatro años, presencia que podría haber sido aún mayor si a alguien no se le hubiese ocurrido volar la T4 de Barajas.



Enviado a DEIA el 2 de mayo de 2007

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