sábado, 31 de octubre de 2009

¿Divide el Estatuto?

El 30º Aniversario del Estatuto de Autonomía “de Guernica” solo ha sido celebrado por los constitucionalistas que respalda el Gobierno de López. El PNV no ha participado en los actos a los que había sido invitado. Tampoco Aralar, IU-EU y EA. Ha habido análisis y explicaciones para todos los gustos. De todas, la más “rebuscada” (por buscar un calificativo amable) ha sido la de Patxo Unzueta. Su tesis es: “no hay deslegitimación de ETA sin legitimación del Estatuto de Guernica, y su aniversario” Patxo Unzueta, “Qué significa delegitimar”, El Pais, 29-10-2009). Leyendo esto uno tiene la impresión de que los años no pasan en balde. Es cierto que esto nos ocurre a todos.
Comencemos por el principio. Si hacemos caso al propio Unzueta, si hay Estatuto es porque hay nacionalismo (José Luis Berbería/Patxo Uzueta, Cómo hemos llegado a esto,2003). En sus tesis (repetidas en artículos y libros), se insiste en la satisfacción del PNV cuando en 1979 se aprobó el Estatuto. Unzueta amigo de estadísticas y encuestas se olvida, claro,de datos, como poco, relevantes. Los mismo datos que, por cierto, olvidaron quienes celebraron el trigésimo aniversario.
Como dato a tener encuenta: casi el 60 por ciento de las competencias recogidas en la ley orgánica 3/1979 se han transferido a cambio de “algo” que el PNV ha tenido que “pagar” al Gobierno central de turno. No importa que, como en el caso de la investigación cietífico-técnica (Artículo 10), se trata de competencias exclusivas. Hoy esa competencia está en Euskadi porque el PNV respaldó los presupuestos de 2009. Si el PSOE tuviese respaldos suficientes, esa competencia seguiría en la Corte.
Voy a copiar el artículo del Estatuto de Gernika que se refiere al régimen económico de la Seguridad Social:

Artículo 18
2. En materia de Seguridad Social corresponderá al País Vasco:
a. El desarrollo legislativo y la ejecución de la legislación básica del Estado, salvo las normas que configuran el régimen económico de la misma.
b. La gestión del régimen económico de la Seguridad Social.
c. 4. La Comunidad Autónoma podrá organizar y administrar a tales fines, y dentro de su territorio, todos los servicios relacionados con las materias antes expresadas y ejercerá la tutela de las instituciones, entidades y fundaciones en materia de Sanidad y de Seguridad Social, reservándose el Estado la alta inspección conducente al cumplimiento de las funciones y competencias contenidas en este artículo.
d. 5. Los poderes públicos vascos ajustarán el ejercicio de las competencias que asuman en materia de Sanidad y de Seguridad Social a criterios de participación democrática de todos los interesados, así como de los Sindicatos de Trabajadores y Asociaciones empresariales en los términos que la Ley establezca.


La pregunta es ¿va a reclamar la mayoría parlamentaria la transferencia de esa competencia esencial?. Yo creo que no. Jauregui dijo en su día que esto no ocurriría “jamás”. Zapatero afirmó algo parecido.
¿Quién desligitima el Estatuto de Autonomía?. ¿Quién llevada recortándolo desde hacer treinta años?. Recordemos que el primer zarpazo al “pacto de Gernika” fue la ley Ledesma de 1985 (ley orgánica del Poder Judicial). ¿Contribuye a la legitimación la LOAPA –en su día- o en constante mercadeo con las competencias que deben transferirse?. Los recortes del texto original (a través de leyes orgánicas y de bases), treinta años de diferencias y tensiones (las que se evidencian cada vez que hay pactar una competencia) hay convertido el Estatuto en un elemento de confrontación y no de síntesis. Y, además, estamos asistiendo a consecuencias de esos incumplimientos (caso de las últimas resoluciones sobre el euskera en la Administración de Justicia, justo lo que, según Ledesma, quedaba a salvo con su ley).
La LOAPA convirtió al de Gernika en un Estatuto de mínimos. A todo el Estatuto de Gernika, incluida su Disposición Adicional, esa de la que todos los celebrantes huyen con un “sí, pero bueno…”. El mercadeo, es un elemento de tensión y de desgaste que ha acabado con la pátina de 1979. Los recortes, las disculpas y los “jamases” han ido desafecciones y rechazos. Hubo una oportunidad fallida tras la aprobación del Pacto de Ajuriaenea (Acuerdo para la normalización y pacificación de Euskadi, 1988). Su apartado 2 b, referido al “pleno y leal desarrollo de todos y cada uno de los contenidos del Estatuto”. Se llegó a un consenso “interpretatitivo” en el que participaron el PSE y el PP. Sin embargo, el una información publicada por el períodico de Uzueta el pasado 8 de septiembre, se ponía en boca del lehendakari López que, de cumplirse el Artículo 18 de la ley orgánica 3/1979, nada de nada. Es cierto que esta disposición la disfraza la cronista (Isabel C. Martínez) de “reclamación de los gobiernos nacionalistas”.
Y llegó el día del aniversario de un pacto incumplido (y degradado). Para empezar se cometió el error por parte del Gobierno de utilzar la cuestión en forma de horcas claudinas. Como arma arrojadiza: “¡Se van a enterar estos nacionalistas!”. Resultó enternecedor el tiempo empleado por los periodistas gubernamentales buscando afiliados al PNV presentes en el acto. Ninguno de los que estaban lo hacían en condición de tales: eran empresarios, banqueros, representantes de instituciones culturales, de jubilados, diplomáticos honorarios,… La imagen fue de una sociedad vasca dividida por la mitad (sin contabilizar a los ilegalizados). Además, hay sectores –no solo políticos, tambien sociales- que hoy no apoyarían el texto de Gernika. Y esto quedó aún más en evidencia ese día.
La pregunta que hay que hacer a todos los Unzuetas que en el mundo hay, si de verdad cree que se ha cumplido suficientemente el Estatuto de Gernika. Él que, como Txabi Etxebarria, Eugenio Ibarzabal o Juan José Ibarretxe pasó por Sarriko, sabrá cuantificar: ¿en cuánto se cuantifica el régimen económico de la Seguridad Social?.
Quienes dan la razón a ETA –siguiendo la lógica del articulista- no son quienes no ban a un sarao, sino quienes han venido incumpliendo de forma contumaz un pacto que, además, no van a cumplirlo “jamás”. Son los mismos que inventaron la LOAPA y que, al fallar esta, decidieron gobernar “desde la mayoría central” (y esto se dice en una publicación, “Leviatán”, que nuestro hombre conoce bien).
El Estatuto de Autonomía, primero, solo divide si se utiliza como arma de sometimiento. Si no, es algo que está ahí. Ya seguirán llegando competencias (a ZP le quedan dos presupuestos más). Si hacemos caso a Patxi López, no es un fin (“nada es inmutable”), ni una renuncia a nada (Disposición Adicional ley orgánica 3/1979).

martes, 22 de septiembre de 2009

La hora del nacionalismo vasco

EN 1977, el Partido Nacionalista Vasco renacía de sus cenizas. Coincidieron en el tiempo diferentes generaciones y, sobre todo, destacados elementos procedentes del periodo republicano: Ajuriaguerra, Irujo, Leizaola, Jáuregui… Son estos últimos quienes marcaron una línea de prudencia convencidos de que la suerte del pueblo vasco estaba unida a la consolidación de un sistema democrático en España.

El PNV tenía ante sí tres retos. El de su participación en unas instituciones en las que aún se daba una sensible presencia de las estructuras de la dictadura. El segundo, conseguir un régimen de autonomía que, por lo menos, fuese aceptable. Y, por último, afrontar una demoledora crisis económica (que finalmente iba a arrasar el tradicional tejido económico vasco).

La participación del PNV en las incipientes instituciones democráticas suponía por un lado no caer en lo que los de la vieja generación consideraban el error de no haber participado en el Pacto de San Sebastián (1930). Por otro, romper cualquier intento frentista -que era lo que pretendía ETAm- al abandonar la reunión de Chiberta. Asimismo, a a otro tipo de cantos de sirena, luchó por mantener el Gobierno vasco de 1936 hasta que éste fuese sustituido por otro de igual rango.

Un Estatuto de Autonomía constituía el mínimo común denominador que servía de marco para la convivencia entre, al menos, una mayoría significativa de vascos sin que, además, representase renuncias insoslayables (Disposición Adicional). Al contrario de lo que ocurriera en 1931, en 1979, el vasco fue el primer estatuto de autonomía en aprobarse, aunque, sin embargo, treinta años más tarde no sólo sigue sin cumplirse en partes esenciales, sino que ha sufrido ataques en su redacción original.

El tercer reto era sentar las bases de la recuperación económica. El tejido productivo vasco había sido arrasado tras 40 años de dictadura a una desastrosa gestión de la llamada crisis del petróleo por parte de la UCD y la negociación de ingreso en la CEE (que acabó con la milenaria industria pesquera vasca) y la reconversión hechas por el PSOE. El PNV logró, especialmente tras la recuperación del Concierto y sobre todo a partir de que se consiguen las competencias relacionadas con la economía (retenidas durante más de un lustro por los sucesivos gobiernos centrales), sentar las bases de un nuevo tejido económico. Y, como símbolo del nuevo tiempo, el Museo Guggenheim y la regeneración de la ciudad de Bilbao, ejemplo hoy en todo el mundo.

Los retos del PNV en 2009 no son menores. Quizás el más apremiante es el de diseñar una serie de elementos que permitan la recuperación económica. Y, para ello, se necesita arriesgar. De nuevo, el urbanismo y las infraestructuras van a jugar un papel definitivo. En el caso de Bizkaia, por ejemplo, tanto San Mamés Berria (que se está convirtiendo en el centro de polémica: con el asunto de la pista de atletismo y la vigilancia del alcalde de Donostia) como el Guggenheim Urdaibai, y, desde luego, el adelanto de los planes forales de obras, pueden generar en los próximos años miles de empleos en diferentes sectores. Desde los territorios, además, se debe impulsar una nueva economía productiva y, al mismo tiempo, reducir la dependencia de economías más débiles, basadas en la especulación y el ladrillo. Es decir, mirar más hacia el norte donde los socios y mercados presentan más garantías. Y, desde luego, como ocurrió en los 1990, crear una industria de innovación y de conocimiento.

El segundo reto en este tiempo es el de evitar más desgastes del autogobierno vasco. Treinta años después no se puede aceptar mercancía averiada.

Y el tercero tiene que ver con el ser del PNV. Debe volver a ser un partido en el que, desde la defensa del autogobierno, que es la forma de avanzar en el bienestar, quepan todos: desde los tibios autonomistas hasta los más rabiosos separatistas. El objetivo es construir un país y el bienestar de sus ciudadanos. Recuperar la centralidad frente a la vuelta a la fórmula Mayor Oreja-Redondo y, sobre todo, ante quienes siguen comprendiendo la violencia. Acumulación de votos frente la fórmula vieja y sin futuro de la acumulación de fuerzas.

martes, 25 de agosto de 2009

Como hemos llegado a esto IV

Decir que Xabier Arzalluz ha sido uno de los políticos más relevantes de la política vasca del último cuarto del siglo XX no es descubrir nada nuevo. Arzalluz ha sido un líder carismático y, al mismo tiempo, controvertido dentro y fuera del partido. A él, por otro lado, se deben tres de las más graves crisis de la historia de EAJ: la que desembocó en la escisión de 1980 con la salida del “sector sabiniano”, la más grave (y aún no superada del todo) escisión de 1986 y, desde luego, el momento en que se planteó en serio su sucesión.
La salida del partido del sector liderado por Antón Ormaza podría considerarse como una crisis de crecimiento. En apenas tres años, el PNV no solo había renacido de sus cenizas, sino que se había convertido en la primera fuerza política del país.
En la escisión de 1986, al carácter personal del enfrentamiento Arzalluz-Garaikoetxea, hay que sumar el intento de este último por controlar el movimiento nacionalista desde Ajuriaenea, lo que, por cierto, resulta inaceptable.
En 2004, Xabier Arzalluz cumpliría 72 años. Muchos, comenzando por él mismo, pensaban que podía seguir un poco más. Pero, para que esto fuese posible necesitaba el apoyo de la Organización de Bizkaia y era público y notorio del presidente del BBB no gozaba de las simpatías de Arzalluz. El presidente del Euzkadi Buru Batzar no desaprovechaba ocasión alguna para denigrar a Iñigo Urkullu. Yo fui testigo de dos “andanadas” contra el joven burukide, una en el bunker de Sabin Etxea y otra en el Hotel Dómine que me reafirmaron en algo que venía pensando desde hacía tiempo: había que rejuvenecer las estructuras del Partido.
Esto ya lo había hecho Juan Ajuriaguerra en 1973 cuando, comenzando por el mismo, presentaron su dimisión los miembros supervivientes de las Ejecutivas de la inmediata preguerra (Arredondo, Etxeberria, Solaun, Unzueta,…). Sin embargo, los nuevos miembros jóvenes del EBB convencieron a Ajuriaguerra para que siguiese, y lo hizo no sin que se produjesen críticas y resquemores de algunos dimisionarios que se sintieron engañados. Pero, el hecho fue que el rejuvenecimiento de las estructuras del Partido propició ese renacimiento al que nos referíamos antes.
El primer asalto en la lucha sucesoria tendría lugar cuando llegó el momento de elegir candidato para la presidencia de la Diputación Foral de Bizkaia. Al frente de la institución, se encontraba un miembro de la vieja guardia, Josu Bergara, que procedía del aparato del Partido y cumplía su segundo mandato. Rondaba los 70 años y había acordado con el presidente del BBB su retirada. Sin embargo, decidió presentar batalla y enfrentarse al otro candidato, José Luis Bilbao. Desde la presidencia del EBB se movilizaron a favor de Bergara que, finalmente, fue derrotado. Bilbao fue candidato y ganó las elecciones con holgura.
El futuro parecía aclararse. Xabier Arzalluz había anunciado que se retiraría al cumplir su mandato, lo que debía ocurrir en enero de 2004. Siguiendo una regla no escrita –que había servido para el propio Arzalluz-los presidentes de tres de las territoriales (incluyendo las dos más poderosas: Bizkaia y Gipuzkoa) pactaron el nombre de Josu Jon Imaz San Miguel para la presidencia del EBB. Eso sí, previamente, se había preguntado al propio Arzalluz (lo hizo José Antonio Rubalkaba) si quería seguir y decir este que no. No debían tener muy clara la negativa porque, finalmente, presentó su candidatura. Comienza de esta forma un periodo de tensión extrema. Un pulso que, básicamente, tuvo dos protagonistas: Xabier Arzalluz e Iñigo Urkullu.

martes, 30 de junio de 2009

Por la mitad

Una de las acusaciones que hizo al PNV en los días de Lizarra es que el famoso “excluía a una parte de la ciudadanía vasca”. Esto no fue exactamente así. Es cierto que, de alguna forma, el pacto consolidaba una política de frentes (rompiendo EAJ con una tradición persistente) y que, de alguna forma, el liderazgo del “frente nacionalista vasco”, por mor de la paz, se entregaba a eso que llamamos “izquierda abertzale”. Pero, de forma simultáneamente, al otro lado, se iba consolidando otro frente “cultural” que pretendía borrar del mapa a los nacionalistas, a quienes acusan de todos los males posibles. Superado (y olvidado) el pacto de Lizarra, sin embargo, no se ha logrado superar la política de bloques, y no parece que esto lo vaya a lograr el bloque constitucionalista, empeñado en “desalojar” al nacionalismo de la vida de los vascos. El lehendakari López ha sido claro: la acción de su Gobierno va a estar basada en el programa de su partido y en el acuerdo con el PP. Quizá se deba añadir: y en el rechazo de la mayoría social y política del País. El “acuerdo entre diferentes” tienen aquí el mismo valor que la invitación al PSOE a participar en Lizarra.
Los medios de comunicación, mientras tanto, están jugando el mismo papel que durante el periodo 1999-2001, pero, eso sí, con un matiz: al antinacionalismo se suma el gubernamentalismo, y el “esto es otra cosa”, “los otros no hacían esto porque eran muy malos y comprensivos con los terroristas”. Así, el primer sentimiento de cabreo, ha sido sustituido por otro de humillación y, en algunos casos, de persecución. Alguien dirá: “¡Pues esto es lo que sentíamos nosotros hasta ahora!”. ¿Era este en cambio?. Lo que parece claro es que ya no es posible acercamiento alguno entre el PNV y el PSE (Txema Montero explicó muy bien las razones en DEIA) en el medio plazo. No habrá acuerdos más allá de lo que marque la ley, y tengo para mí, que lo que deshaga ahora el PSE-PP, lo rehará el PNV a su regreso. Y esto no es lo peor: que, a medida que pase el tiempo, la tensión social irá “in crescendo”, sobre todo, porque, además, la situación económica en los próximos dieciocho meses no tiene pinta de mejorar y los únicos responsables de la misma van a ser, en Madrid y en Euzkadi, los socialistas.
Seguiremos en la división: por un lado, el nacionalismo vasco; por otro, el constitucionalismo, y, en un tercer bloque, quienes apoyan o no condenan a ETA. Una división que, sin duda, traerá consecuencias: el ambiente político se hará irrespirable, especialmente, porque, después del verano, comienza un larguísimo proceso político que tiene como objetivo la Moncloa. En ese proceso, aprobación de presupuestos, elecciones catalanas y, a continuación, las municipales y forales. El PP se ha encontrado en Euzkadi, por un lado, con el mejor instrumento posible para sustituir a José Luis Rodríguez Zapatero. Pero, no solo eso, al imponer sus condiciones, rompe cualquier posibilidad de “diálogo entre diferentes”. Asimismo, el “estado de tensionamiento”, en el medio plazo, beneficia al nacionalismo. Esta vez, además, a los nacionalistas abstencionistas, habrá que sumar a los primeros cabreados por la política del PSE-PP.
Parece que hemos cometido algún raro pecado y el Supremo Hacedor ha condenado a los vascos a vivir en el enfrentamiento eterno de unos contra otros.

lunes, 8 de junio de 2009

Tiempo de mesura

En 1982, cuando Felipe González y el PSOE ganaron las elecciones por mayoría absoluta, Mario Onaindia se refirió a este hecho como la rebelión de los maketos. En aquellos comicios, el PSOE obtuvo en la CAPV ocho diputados (los mismos que el PNV) y el 29.30 por ciento de los votos (10 puntos más que en 1979). El resto de fuerzas no nacionalistas o constitucionalistas obtuvieron en su conjunto el 15 por ciento de la representación electoral, casi tanto como HB (que obtuvo un 14.78 % ¡en unas elecciones generales!). El nacionalismo vasco no solo había resistido la “rebelión” sino que había mejorado sus resultados de 1979. Los socialistas aguantaron el tipo en 1983 (Municipales y Forales), pero el PNV mantendría su hegemonía con el 39,45 % de los votos y 1.257 concejales.
La consolidación del nacionalismo vasco (en aquellos momentos, los politólogos incluían en el bloque nacionalista a Euskadiko Ezkerra y a Herri Batasuna) a través del ejercicio del poder se percibía como una amenaza. Y así surge la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA) que, sobre todo, representa una vulneración clara del “pacto entre vascos” que representaba el Estatuto de Autonomía. Fracasado este intento, se impuso, por un lado la ralentización del proceso autonómico y el gobierno desde la “mayoría central” (tal y como definió Recalde). Por su fuera poco, leyes orgánicas y de bases reducían las competencias recogidas en la ley orgánica 3/1979 (el Estatuto de Gernika).
El desgaste del nacionalismo era esencial para imponer la nueva visión. En la escisión del PNV de 1984-1986, amén de cuestiones personalistas, hubo ayudas desde “fuera”. La otra vía de desgaste se concentraba en la “izquierda abertzale”. O, dicho de otra forma, en la atracción definitiva de sectores mayoritarios de la misma hacia, en este caso, el PSOE. La extinción de ETA político-militar y el proceso “izquierda para el socialismo” (que, en un primer momento, pretendió crear un Partido Comunista vasco), primero, iban a borrar cualquier matiz nacionalista y, luego, facilitar el ingreso de muchos cuadros en el P.S. En este sentido, es bueno recordar que el “retroceso” del nacionalismo no se ha producido en el nacionalismo institucional (PNV o PNV+EA en conjunto), sino en la izquierda reclamada como nacionalista.
En 1986, fracasado el primer intento serio por desalojar al PNV del Gobierno autónomo (tras el intento entre el PSE, EA y EE), se inició el primer periodo de Gobierno trasversal que, con matices y variaciones, se mantuvo hasta que los socialistas lo abandonaron en 1997. En este periodo se producen algunos acontecimientos importantes: como por ensalmo, dejaron de actuar los GAL, se firmó el “pacto de Ajuriaenea” (que nunca se cumplió en sus apartados más “faciles”, como el pleno desarrollo estatutario) y, sobre todo, los Gobierno Ardanza pusieron las bases para la recuperación económica, recomponiendo el tejido económico sobre bases distintas a las del siglo XIX. Pero, aquel Gobierno basado en el “acuerdo entre diferentes” fue tomado por propios y extraños, bien como signo de debilidad y renuncia, bien como la oportunidad de sustituir al PNV al abrirse una nueva etapa definida por Jauregui, Onaindia y otros como “postnacionalismo”. Así, entre 1996 y 1997, el PSE abandonó el gobierno de distintas instituciones (la Diputación de Araba o el Gobierno vasco) preparando el asalto a las mismas.
Y, mientras se daba esto, se produjo el asesinato de Miguel Angel Blanco y alguien pensó que el “espítiru de Ermua” serviría como carburante para acelerar la llegada del “posnacionalismo”. Vinieron Lizarra con su fracaso y, luego, las elecciones de 2001 (cuyos resultados, aún hoy, no se leyeron convenientemente) y los sucesivos intentos de Juan José Ibarretxe de explorar (desde el respeto a la legalidad) nuevas vías para solucionar el contencioso vasco. Y, en este punto, es bueno recordar algo: el los últimos 30 años de “régimen nacionalista” (como lo describen despectivamente algunos), por un lado, el PNV nunca ha vulnerado ley alguna (ni ha desbordado el marco legal) en su acción de Gobierno de gobierno (algo que, por ejemplo, el PSOE no puede garantizar). Por otro, durante una década larga, la administración de ese régimen era compartida por los socialistas, mientras que, al mismo tiempo, el PNV era capaz de pactar con el PP, por ejemplo, en municipios relevantes.
Se llegó al 1 de marzo y el PNV ganó pero no consiguió la mayoría parlamentaria. Por varias razones: por restricciones legales impuestas por la “mayoría central”, por normas impulsadas desde la mayoría nacionalista y por una serie de errores propios. Para mi, entre estos últimos (los errores propios), algunos muy claros: el PNV había dejado de ser un movimiento en el que cabían muchos para convertirse en casi un partido estalinista en el que se acepta una visión y un líder carismático. En segundo lugar, haber permanecido durante mucho tiempo lejos de eso que se ha llamado la “sociedad invisible”. Es cierto, y hay que recordarlo aquí, que es EAJ quien impulsa en el Parlamento vasco la ley de victimas del terrorismo. En tercer lugar, esa obsesión por “pescar” en el caladero de Batasuna (rompiendo, para ello, con una tradición centenaria).
Sin embargo, el domingo se abría una nueva oportunidad para el PNV. Y esta no es otra que la derrota de José Luis Rodriguez Zapatero. Con una doble lectura. El Gobierno constitucionalista en Euzkadi le da votos al PSE y no se los da al PP. Por el contrario, las mayores rentas en el Estado han sido para el PP y no para el PSOE. Soraya Saéz de Santa María ya habla de “cuestión de confianza” mientras que El Mundo, extrapola datos y da una victoria al PP con apoyo de CiU y/o del PNV. El Gobierno central tiene que afrontar, en los próximos meses, la aprobación de leyes, amén de los presupuestos y está cada vez más solo, y con la oposición más embravecida. Justo cuando incluso el Banco de España ve brotes verdes.
Es el momento de la prudencia y de la mesura. El PSE, curiosamente, tiene en sus manos el futuro de Zapatero. Este último necesita ganar tiempo y llegar sin sobresaltos al 2011. El PNV tiene que jugar bien sus cartas.

domingo, 17 de mayo de 2009

¿Gobernar?

Un viejo amigo y colega, redactor de un importante diario madrileño, mantiene que los ejes de la oposición a Patxi López van a ser el Partido Popular y la derecha mediática, la economía y Jesús Eguiguren. Eso sí: sin precisar el orden. Si uno lee lo que han publicado algunos medios el pasado fin de semana, vemos que las predicciones comienzan a cumplirse.
Así El Correo trae el anuncio de que el PP pondrá en marcha, como estaba previsto, la moción de censura para desalojar a los nacionalistas de la Diputación Foral de Araba. Alfonso Alonso es claro. O el PSE se suma a la moción de censura, o el pacto se resentirá : “El hecho de que esta situación se prolongue es una amenaza contra la estabilidad del Gobierno y el futuro del proyecto de cambio en el País Vasco”. La cuestión ya no es cómo se porte o deje de portar el PNV. El PP quiere la Diputación alavesa. Y punto. De paso, claro, el Ayuntamiento de Gasteiz quedaría a su merced. Y, no solo eso, la moción de censura en Araba disuadiría al PNV de cualquier tentación de apoyo tanto a los presupuestos de Zapatero como a los de Patxi. Alonso dice –y tiene razón- que ellos no han engañado a nadie.
La segunda andanada tiene que ver con el pleno desarrollo del Estatuto de Gernika, con el que, según parece, se ha comprometido el PSE. De nuevo El Correo que lleva el asunto del sistema público a su editorial. Refiriéndose a la gestión del régimen económico de la Seguridad social (competencia exclusiva de la CAPV según el artículo 18.2 b del Estatuto de Gernika, que este periódico considera “reivindicación nacionalista”-sic-) el editorial de El Correo dice: “Un traspaso de competencias pendiente, amparado por el Estatuto de Gernika, pero discutible desde el punto de vista jurídico en lo que se refiere a la ruptura de la caja única de la seguridad social, en inconveniente a todas luces desde un perfil económico”. El editorial complementa un informe de la sección de economía, en el que no se revelan algunas cuestiones básicas. Por ejemplo, cuál sería la situación si la competencia se hubiese transferido digamos que en 1981. Y, sobre todo, que la única responsable de la situación de la “hucha común” y de las pensiones vascas ha sido a lo largo de esos 30 años de incumplimiento el Gobierno central de turno, y que quizá haya otras fórmulas de gestionar el sistema publico de gestiones. Es posible que esto tenga que ver con la intención por parte del Gobierno López de asumir las políticas activas de empleo dentro de las previsiones estatutarios. Es decir, con la gestión de su régimen económico. Una transferencia descafeinada sería considerada como una agresión.
Todo esto, además, se produce tras un debate sobre el estado de la nación en el que Rajoy fue incapaz de dar réplica a Zapatero y su inventario de propuestas (muchas de ellas imposibles si no cuenta con algunos de los implicados: desde los fabricantes de coches a las comunidades autónomas.
Por si todo lo dicho anteriormente fuese poco, hemos llegado al punto de que no queda muy claro para que desalojaron al PNV de las instituciones de gobierno de la CAPV, si, sobre todo, el PSOE se pasa el día haciéndole guiños: Jauregui, Blanco y el lehendakari López: “Es posible volver a entendernos con el PNV”, dice en El Pais. Eso sí, como ya anunciara Antonio Basagoiti (y confirma La Razón) va a cambiar la “imagen corporativa” (es decir, el escudo oficial de la Comunidad Autónoma) para hacer amigos.
Si se cumple todo lo relatado en las líneas anteriores, resulta contradictorio tender la mano para seguir con el desalojo de los nacionalistas (esta vez en Araba), seguir desgastando el Estatuto de Autonomía o mutilar (desde la minoría social) los símbolos de la comunidad. Y, mientras todo esto ocurre, se echa de menos algo: ¿gobernar?.

domingo, 3 de mayo de 2009

El PNV en la oposición

El PNV está en la oposición. Fracisco J. Llera afirmaba en una entrevista publicada en el diario El Comercio, de Gijón, que este hecho se había producido porque “la sociedad vasca ha dado su apoyo mayoritario a un Gobierno autonomista”. Y esto no es cierto. La respuesta correcta es que “el Parlamento vasco ha dado un apoyo mayoritario” al pacto constitucionalista para desalojar a la mayoría nacionalista. Pero, bueno, esa va a ser la tónica del análisis académico en los próximos meses. El antinacionalismo no es nuevo se remonta a los tiempos de Balparda.
En estos momentos, el balance de 30 años de gobierno es más que positivo. Si el PSOE y PP son decididos autonomistas (si hacemos caso a la clasificación del profesor Llera Ramos), este es un logro del PNV. No es seguro que lo sean al 100 por 100 (el Estatuto está incumplido en partes esenciales). Y, si hoy estas fuerzas se declaran automistas es, como recuerdan Unzueta y Barbería (Cómo hemos llegado a esto) porque hay nacionalismo. El antiautonomismo (Rosa Diez) es insignificante. Así que se ha establecido un suelo mínimo que está mucho más alto que en 1936 o en 1976.
El Partido Nacionalista Vasco es ya la única fuerza que, desde 1936, y, salvo el periodo 1980-1986, ha gobernado siempre con diferentes. Gobernó con el PSOE entre 1936 y 1979 y, luego, entre 1986 y 1997, año en el que los socialistas (como recuerda Rosa Diez en el libro de Maria Antonia Iglesias) abandonaron el tripartito que presidía José Antonio Ardanza. Luego, gobernó con Izquierda Unida, al igual que, en estos momentos, está haciendo el PSOE en Asturias, Baleares o Catalunya.
Pero, además, el PNV ha logrado batir el récord de ser la fuerza más votada en unas elecciones autonómicas desde que se aprobó el Estatuto de Gernika, record que, hasta ahora, nadie ha logrado romper.
No es este, desde luego, el peor momento de la historia de EAJ. Desde mi punto de vista, hay otros tres de enorme trascendencia: el proceso de división interna que desemboca en la escisión de 1986, la marea antiPNV –con “postnacionalismo” incluido que siguió al asesinato de Miguel Angel Blanco- y, por último, el proceso de sucesión de Xabier Arzalluz al frente del EBB. Con 30 parlamentarios, un sólido anclaje en gobiernos territoriales y locales y convertido en (utilizando un simil futbolístico) fuerza desestabilizante en Madrid, la situación del PNV, por ejemplo, no tiene nada que ver con la del PSOE en 1996. Además, el PP tratará de no buscar confrontaciones traumaticas en un futuro inmediato. Quiere colocar a Mariano Rajoy en La Mocloa cuanto antes.A todo esto, se suma una situación económica calamitosa que, en el ámbito autonómico, deberá ser resuelta básicamente por el PSE y por el PSOE.
Es cierto que el PNV debe iniciar una profunda reflexión y, desde luego, una autocrítica sincera. Manteniendo una apuesta decidida por la democracia, la defensa de los derechos humanos y el respeto a los demás. La profundización del autogobierno a partir del suelo del pacto de 1979 sin recortes y el trabajo para que los vascos sean sujeto (y no objeto) de todas las decisiones que le afecten constituiría el segundo gran eje. El tercero debería ser el de reforzar la unidad interna y superar para siempre (y con generosidad) la escisión de 1986. Y el cuarto y último, hacer el mayor esfuerzo para mejorar los resultados actuales en los comicios municipales y forales. Por último, el PNV debe volver a ser una fuerza en la que pueda sentirse a gusto un amplio espectro de la sociedad vasca. Para todo esto, se cuenta con el mejor liderazgo posible.
Sería un error que el PNV trabajase para “desalojar” a Patxi López. La oposición es otra cosa. Se trata de presentar las mejores alternativas para ayudar a los vascos y trabajar para sustituir democráticamente al Gobierno constitucionalista.
Patxi López será el lehendakari del Gobierno vasco, que es una institución por la que el nacionalismo vasco ha trabajado durante casi cien años. El Lehendakari, el Gobierno, … trasciende a las personas. Si no entendemos ésto, estamos perdidos y habremos perdido el trabajo iniciado por Aguirre (y otros) en 1936.

sábado, 18 de abril de 2009

Enrabietados

Enrabietados”, “radicalizados”, “no saben perder”,…”si siguen así, estarán mucho tiempo en la oposición”,… “Ahora les toca a ellos (al PNV) apoyar”, eso sí, a un frente constitucionalista (PSE-PP) cuyo objetivo primero es “desalojar” al PNV de las instituciones y, el segundo, imponer a la mayoría social y política de la CAPV los principios recogidos en el documento firmado por el PSE y el PP en el Parlamento vasco. Y, no solo eso: se vuelve a colocar el nombre del Partido al lado del de ETA, y los “analistas” razonan que el rechazo de la ley de partidos es, casi casi, un apoyo a la acción terrorista.
Además, “resulta incomprensible que, por una ‘rabieta’ el PNV deje de apoyar en Madrid a José Luis Rodriguez Zapatero, con lo amigos que eran hasta hace poco”. Escuchar (o leer) a Ramón Jauregui, Miguel Buen o Leire Pajín sorprende cada día más. No está de más recordar algunas cuestiones básicas:
La ley de partidos es el resultado del pacto antiterrorista firmado por el PSOE y el PP que fue definido por alguien tan poco sospechoso como Felipe Gonzalez Marquez (en el famoso libro entrevista con Juan Luis Cebrián) como “acuerdo electoral” en cuyo preámbulo se habla más del PNV que de ETA.
Es cierto que la mayoría social y política vasca ha rechazado (y rechaza) esta norma impuesta desde “la mayoría central”, simplemente porque deja sin derecho a ser elegidos a ciudadanos inocentes que bien no ha sido condenados, o no tienen causa pendiente que restrinja sus derechos individuales. Todo ello sin olvidar que el hecho de rechazar la violencia, no significa nada (el PCTV y ANV “rechazan” la violencia y han sido ilegalizados). Si un ciudadano colabora de cualquier forma con el terrorismo debe ser detenido, procesado y, si es encontrado culpable, encarcelado.
No nos gusta la ley de partidos en su nacimiento, pero lo lógico es que su aplicación no se hubiese hecho, como así ha sido desde el principio, con cálculo electoral, y según cómo y cuándo. En 2005, como por arte de “birle-birloke”, apareció en Partido Comunista de las Tierras Vascas que evitó que la coalición de partidos encabezada por Juan José Ibarretexe alcanzase la mayoría absoluta (no nos podemos creer que ni el PSOE, ni los jueces, ni la FCSE se diese cuenta de que los del PCTV era los mismos jugadores que los de Batasuna, solo se habían cambiado la camiseta). Lo de las elecciones municipales, también tuvo su “aquello” (con ANV “renacida” presentándose aquí, pero no allí, tras un pacto, dicen, entre Egiguren, PSE, y Barrena , Batasuna).
Tras los “históricos” resultados obtenidos en las generales 2008, por el PSOE en la CAPV, alguien pensó que, ¡por fin!, Euskadi se había convertido al constitucionalismo. Y, sobre este triunfo, se montó el discurso de la campaña electoral. Un discurso que no se movió una micra tras la noche del 1 de marzo (aunque aquella noche…).
Aquella noche, EAJ-PNV obtuvo uno de los mejores resultados de su historia: 80.000 votos y cinco parlamentarios más que la segunda fuerza. Un resultado, por cierto, que no tenía nada que ver con el de 1986 (en el que el PSE obtuvo menos votos pero más parlamentarios que el PNV por el “efecto alavés”). Aquel año, el PSE no “regaló” nada, ya que, fracasado el intento de “desalojar” al PNV con ayuda de EA y EE, solo le quedaba la repetición de las elecciones y esto, como recuerda Txiki Benegas en el libro de María Antonio Iglesias, hubiese representado un fracaso. Así, la noche del 1 de marzo de 2009, el PSE-EE (PSOE) decidió –con todo el derecho del mundo- formar una mayoría parlamentaria con el PP para “desalojar” por fin al PNV. Se impondrá el cambio a una mayoría de ciudadanos vascos que no han votado “constitucionalista”. El documento firmado por el PP y el PSOE sigue la lógica del preámbulo del pacto antiterrorista,
Ante esto, el PNV no solo debía dejarse, sino que, además, debía apoyar a Patxi López sin reservas. Porque ellos (los socialistas) lo habían hecho antes. Claro que se olvidan que los apoyos no fueron gratis. Los nacionalistas apoyaban en Madrid las leyes y presupuestos de Zapatero (aunque no gustasen, y algunas leyes y presupuestos no gustaban nada). Por si alguien quiere recordar la transferencia de la investigación científico-técnica, no está mal repetir que, simplemente, se trata de cumplir una previsión del Artículo 10 de la ley orgánica 3/1979. Esto no cuenta. ¿O si?. Si José Luis Rodriguez Zapatero se va a la oposición, será porque no ha sabido consolidar una mayoría parlamentaria en Madrid (y mira que lo tenía fácil). Desde luego, en estos momentos, no tiene nada que ofrecer al PNV.
Yo no dudo PNV va a ejercer la oposición desde la responsabilidad, poniendo en primer lugar al País (y, sobre todo en momentos de crisis), pero ni se puede apoyar, ni tolerar ninguna agresión contra la mayoría social y política (perfectamente cuantificable), y , en el documento del pacto constitucionalista, ya surgen agresiones innecesarias contra esa mayoría social y política. No parece muy serio montar mayorías para “desalojar” al PNV y, luego, pedir que se sume a un proyecto cuya finalidad es aplastarle.
Ejercer la oposición no es estar “enrabietados”, ni “radicalizados”, simplemente, es hacer uso de un derecho democrático que, hasta la fecha, no está limitado por la ley de partidos. Zapatero y López han perdido la oportunidad de consolidar mayorías, suficiente en Madrid e incontestable en Euskadi. ¿La razón?. Ellos sabrán.

martes, 7 de abril de 2009

Como hemos llegado a esto III

"Sostenella y no enmendalla"

En enero de 2000, se celebró la III Asamblea General de EAJ-PNV. Para entonces, con el asesinato de un jefe militar en Madrid, ETA había roto definitivamente la tregua y, de paso, había hecho saltar por los aires el acuerdo de Lizarra-Garazi. A pesar de ello, no se modificó el texto de la Ponencia Polítca de este acuerdo que había sido redactado (y aprobado) cuando los “milis” seguían inactivos.
De esta forma, la oportunidad de hacer autocrítica debería llegar con la IV Asamblea General, en la ponencia política aprobada en la misma se dice lo siguiente: “Hoy sigue estando pendiente un análisis riguroso, critico y autocrítico de lo sucedido en periodo para que no se repitan los mismos errores”. No se debió considerar este hecho importante, porque, en la Asamblea General de 2007, desapareció cualquier referencia a Lizarra.
Juan María Ollora –que fue uno de los impulsores del acuerdo- definía, en su estrevista con María Antonia Iglesias, algunas de las carácterísticas del error del Lizarra: “se confunden y se mezclan tres planos: el de la consecución de una situación de pacificación con el de la normalización política y con la consecución de un proyecto político concreto”.
Todavía a finales de 2003, Egibar y sus seguidores estaban convencidos de que ETA militar retomaría la tregua. Durante un acto de la presentación del burukide guipuzcoano en el Batzoki de Markina, el ex alcalde de Ondarroa, Aitor Maruri, “anunció” la tregua para el Aberri Eguna de 2004. Y, claro, para enfrentar este periodo, solo Joseba Egibar –que había unido su suerte a la de Lizarra- podía encabezar el Euzkadi Buru Batzar. Pero, no solo no hubo tregua en Aberri Eguna, por un lado, los socialistas comenzaron sus contactos con la “izquierda abertzale”, y, por otro, el asunto de Lizarra se iba a convertir en un elemento de división interna.
En una reunión informativa celebrada en Sabin Etxea, se me ocurrió preguntar a Egibar sobre esta cuestión, y su respuesta fue clara: “Lizarra no es solamente la paz. Es mucho más. Estamos en Lizarra no solo por la paz”. No era aquel el mejor momento para seguir insistiendo. Si embargo, parecía claro que ese “sector” había apostado todo el capital a la acumulación de de fuerzas como única vía para alcanzar los últimos objetivos. Frente a esto quienes defendíamos la acumulación de votos y, sobre todo, la autonomía del PNV. No se podía actuar mirando todo el rato a un lado y a otro, pendiente de lo que dice o dejan de decir “amigos” y adversarios.
Pero, hay algo más, en algunos lugares, el PNV comenzó a ceder espacios, retirándose de cualquier pugna. El argumento es que “ya estaban ocupados por abertzales”. Lo importante ya no era el juego, sino los jugadores. Lo peor, sin duda, es que, además, en la partida no estaban todos los jugadores posibles.

domingo, 29 de marzo de 2009

Cómo hemos llegado a ésto (II)

El aro de Chiberta

Me llamó Gorka Agirre para pedirme que asistiese a una mesa redonda en la Biblioteca de Bidebarrieta en Bilbao. El tema era Chiberta o, para ser más preciso, una reflexión sobre lo ocurrido en 1977 cuando Monzón y los milis convocaron a las fuerzas abertzales y a los carlistas para boicotear las primeras elecciones que debían celebrarse después de cuanrenta ños de dictadura militar. Para los impulsores de aquello, la reunión de Chiberta fue un rotundo fracaso. Para la mayoría de los convocados, una anécdota de las tantas que se producían en aquellos días. Referencias a este asunto, aparecen en la tesis de Jokin Apalategi (Los vascos de la nación al estado. Con prólogo de Argala) y en Las Memorias del KAS de Natxo Arregi.
En la Mesa redonda, estuvimos Joseba Egibar y yo, por parte del PNV, José Luis Elkoro y Arnaldo Otegi, por parte de EH. De moderador, actuó Mariano Ferrer. Estaba claro que, en aquel acto, los de EH querían presentar Chiberta como el precedente de Lizarra y, sobre todo, la gran demostración de que los milis siempre habían tenido razón. Las cosas que dijo Otegi sencillamente no eran ciertas. Cuando yo intentaba matizar, José Luis Elkoro me matizaba a mi. Y así pasamos un buen rato. Eso sí. Fue imposible decir nada que se saliese del discurso prediseñado.
Los promotores de Chiberta pretendían, además de boicotear las elecciones (con el pretexto de que no se cumplían las exigencias de la Alternativa KAS, “revitalizar” el Gobierno vasco en el exilio, dando entrada a las organizaciones de KAS y con Telesforo Monzón como lehendakari. Ocurrió que las exigencias básicas de KAS comenzaron a cumplirse en los meses siguientes (la redacción de un estatuto de autonomía, la amnistía total,…). Los milis y EHAS-HASI, como dejó escrito Mario Onaindia, se quedaron “colgados de la brocha”.
Lizarra se vendió a la afiliación del PNV, conmocionada por el asesinato de Miguel Angel Blanco y todo lo que siguió luego, como el colchón que permitiese el aterrizaje de ETA y lograr la paz. El colchón era, claro, un acuerdo entre abertzales que debía extenderse a las demás fuerzas políticas, siguiendo en parte el modelo irlandés.
Al margen de otras consideraciones, en Lizarra, el PNV cedió a EH-Batasuna la iniciativa política y hasta el lenguaje (se generalizó rápidamente la terminología enrevesada de la sociología marxista más trasnochada). Los presión (através de iniciativas cotidianas y disparatadas) de EH-Batasuna en pueblos y ciudades a través de Lizarra-Txiki era insoportable.
Los resultados de la operación no pudieron ser más positivos para la autodenominada izquierda abertzale: estaba logrando minar la hegemonía del PNV en el campo nacionalista. Tanto desde el punto de vista institucional como electoral. En los comicios de 1998 y 1999, lo que avanzaba Euskal Herritarrok, lo retrocedía el PNV. Y era lógico la percepción en muchos era que este último partido había cedido la iniciativa a EH. Eso sí: todo se justificada en el fin supremo de la paz.
Pero esto no era solo lo peor. A principios de 1999, se intensificaron las acciones de kale borroka, mientras trascienden numerosos casos de extorsiones a empresarios (el impuesto revolucionario). Daba la impresión de que el “colchón” de Lizarra se estaba endureciendo.
Cuando algunos comenzamos a pedir explicaciones (yo publiqué el primer artículo crítico a princpios de 1999, lo que constó una reprimenda), se nos dijo (Egibar, en una asamblea del PNV) que Lizarra no era solo la paz. Que era algo más. ¿Chiberta?.

sábado, 28 de marzo de 2009

Cómo hemos llegado a esto (I)

Viernes, 11 de mayo de 2001

Aquel día, un buen amigo me llamó desde Madrid y me dijo: -“Lo que dice de verdad la escuesta del CIS es que el PNV ganará las elecciones y estará cerca de la mayoría absoluta. La participación va a ser altísima y la polarización, máxima”. La versión que manejaba Xabier Arzalluz y su círculo íntimo era exactamente la contraria. La información “buena” se la proporcionaba nada menos que el periodista Pablo Sebastián. Iñaki Anasagasti que, entonces, formaba parte de ese círculo recorría las distintas plantas de Sabin Etxea anunciando la debàcle.
Llamé a Iñaki Bernardo, que entonces era jefe de prensa del BBB y que se encontraba en el mítin de cierre de campaña, y le comuniqué lo de la encuesta del CIS. No sé si me creyó pero mi información actuó como un bálsamo en algunos. Claro que, además, los resultados fueron los que fueron.
La coalición PNV-EA obtuvo 604.222 votos, el 42,72 %, y los constitucionalistas 580.128, el 41,02 %. Mientras tanto, EH consiguió 143.139 votos, el 10,12 %, y EB, 78.862, el 5.58%. El resultado fue considerado en su momento como el mayor triunfo de la historia del nacionalismo vasco, atribuido en exclusiva a Juan José Ibarretxe. En aquel momento, había claves que no conocía y de las que hablaré luego.
La noche del 13 de mayo de 2001, mientras que Karmele Errazti, eufórica, gritaba in-de-pen-den-tzia. Xabier Arzalluz, congestionado, parecía haber salido de un ataque de ansiedad, como si se hubiese liberado de una intensa preocupación, y no era para menos. Ahora, sabemos que se había entregado la dirección del partido (el PNV) a Ibarretxe en un hecho sin precedentes.
La lectura triunfalista de los resultados de 2001 después de dos años durísimos tras la ruptura de la tregua impidió un análisis más realista de los mismos. Así, por ejemplo, Garaikoetxea ya había superado el 42 % en 1984 y la suma de votos PNV+EA rondaba ese porcentaje durante el periodo de Ardanza.O, dicho de otra manera, hay un voto fiel a unas ideas y a unas siglas, y no tanto a una persona.
Lo que ocurrió en 2001 es que los constitucionalistas estaban tan convencidos de su victoria que, al no conseguirla, se asimiló como una gran derrota, que fue mucho más sicológica que real. La diferencia fue de poco más de veinte mil votos, un 1.70 %.
Además, la victoria de nacionalismo no fue completa. Y es que, a pesar de que Ibarretxe había incorporado a su gobierno a Ezker Batua, no se alcanzaba la mayoría necesario para gobernar con tranquilidad. Aún así, se actuaba como si el triunfo hubiese sido total. Con la “gran victoria” de Ibarretxe, algunos tapaban el gran fracaso de Lizarra.

LA RESPONSABILIDAD DEL PNV

Resulta sintomático poder leer estos días el acopio de argumentos por parte del diario El Pais para justificar el Gobierno constitucionalista. Sus mejores articulistas han tejido un argumentario de explicaciones, en algunos casos, hasta divertidas. Por ejemplo, quienes seguimos a Patxo Unzueta desde hace treinta años sabemos de su querencia por las encuestas. Las encuestas han formado parte esencia de su argumentario. Siempre en la misma dirección, claro. Pero, las cosas han cambiado. Y así, las encuestas que decían que la opción que la opción PSE-PP era la menos desada por la ciudadanía vasca, acaba matizándose. “Hombre, claro, ya se sabe…”, argumentos poco científicos para alguien como Patxo. El colofón a este argumentario es el editorial de El País del sábado en el que se reconoce que, al final, lo que proponía Patxi no va a ser posible, pero nos ofrece un corolario: “El cambio es expresión de la pluralidad vasca y merece ser apoyado por quienes piensan que no hay democracia sin posibilidad real de alternancia”. ¿Cómo se debe entender esto? ¿No es demócrata quien no apoye un Gobierno PSE-PP? ¿Qué es expresión de la pluralidad? ¿Que una mitad (la constitucionalista) gobierne frente a la otra (nacionalista vasca)?. En este sentido, resulta más creíble Aurelio Arteta. ¿Un frente constitucionalista? Claro que si.
Pero, todo esto forma parte del paisaje. Lo mismo que hacer recaer el éxito o el fracaso del invento en el PNV. ¿Cuál sería su responsabilidad? Se va a la oposición, “y no pasa nada”. Pero, se va a la oposición. ¿Con qué fin? ¿Con qué fin hace oposición el PP en Madrid? Se trata de sustituir al Partido gobernante mediante el desgaste y la crítica política (lo que se puede hacer de múltiple formas). Si, como dice El Pais en su editorial, el nuevo gobierno cuenta con “mayoria absoluta de la Cámara”, ¿para que se necesita a los nacionalistas?
Debe necesitarlos para algo porque José Antonio Pastor ha hablado del peligro de que el PNV se convierta en una fuerza “marginal” en Madrid o de la poca credibilidad de su “nueva” oposición a Zapatero. ¿Qué debería hacer el PNV cuando te “desalojan” (sic) democráticamente, eso sí? ¿Cuál es la razón por la que el PNV deba apoyar ahora a Zapatero?
Ahora, en serio. Si hubiese que elegir un momento para que el PNV se fuese a la oposición es este. El Partido ha recuperado gran parte de su espacio electoral, además, consolidada la unidad interna, tiene un año y medio para preparar las elecciones municipales y forales en las mejores condiciones, ya que el mayor desgaste por la crisis y las dificultades para hacer “política de izquierdas” se va a producir en el pacto constitucionalista. Todo ello sin obviar la situación del Gobierno central, bastante delicada, por cierto.
Siempre queda la amenaza alavesa, eso que El País llama “elemento de presión”. Es decir,” si los nacionalistas no colaboran, les quitamos la Diputación de Araba”. Claro que el PP quiere la institución foral ya por ser la primera fuerza (“para que se visualice el cambio”). ¿Y el PSOE?. Amén de que se radicalizaría el frente constitucionalista, Zapatero quedaría al albur de unos pocos escaños y Lascoz en manos del PP.
Lo dicho. En estos momentos, la principal (y única) responsabilidad del PNV es, primero, gobernar con inteligencia los territorios y preparar con esmero las elecciones municipales. Desde junio, en el Gobierno de la Comunidad Autónoma del Pais Vasco, ya no tendrá ninguna. Aquí son el PSE y el PP quienes deben sacar adelante la cosa. En PNV está en la oposición. Y no pasa nada.

jueves, 19 de marzo de 2009

LA ESTABILIDAD

Creo que he leído casi todo lo que se ha publicado desde el 1 de marzo en relación con las elecciones autonómicas. En casi todo lo publicado, se coloca la carga de la prueba en el PNV. En estos días, se le ha acusado de todo: de “rabietas”, de “no saber perder”. Sin embargo, yo tengo para mi que, desde el día en que la delegación socialista salió de Sabin Etxea, los nacionalistas interiorizaron que Patxi sería lehendakari con el apoyo del PP. Lo que no tengo tan claro es si los socialistas interiorizaron las consecuencias 1ue el pacto constitucionalista iba a traer para el Gobierno central.
Txiki Benegas vuelve a hablar del “sacrificio generoso” del él y su partido en 1986. Sacrificio que no fue tal porque, como él mismo ha reconocido en otro lugar, tras haber fracasado en su intento de pactar con EA y EE para desplazar al PNV, su única opción era la de repetir las elecciones. Y, entonces, se pactó con la fuerza más votada (aunque, es cierto, tuviese menos parlamentarios). No fue un regalo. Pero, hay más.En 1986, Felipe Gonzalez gobernaba en Madrid desde una comodísima mayoría absoluta, que no es el caso de José Luis Rodríguez Zapatero en marzo de 2009.
¿Resulta tan raro pensar que, por ejemplo, un buen acuerdo para los socialistas hubiese sido el recogido en el documento entregado a la delegación del PSE por parte de Iñigo Urkullu y, al mismo, garantizar la estabilidad del Gobierno central hasta 2012 por parte del PNV?. Por otro lado, recordando el artículo de Benegas, ¿había por parte del PSE alguna remota intención de integrar al PNV en su Gobierno como ocurrió en 1986?. ¿Hasta que punto pueden los socialistas vascos aislarse de lo que ocurra a sus compañeros en Madrid?. ¿Están seguros que el PP no va a utilizar todos los resortes para desplazar a Zapatero?. Y otra pregunta, con 38 parlamentarios constitucionalistas, y si Josu Jon Imaz hubiese encabezado la candidatura, ¿quién optaría finalmente a la Lehendakaritza?. Yo estoy convencido que sería Patxi.
Por otro lado, lo que vamos conociendo del acuerdo de gobierno PSE-PP y las lógicas aspiraciones de Basagoiti, garantiza la oposición de la mayoría nacionalista el tiempo que dure esta legislatura. Hay ya quien vincula su duración a lo que pueda resistir José Luis Rodríguez Zapatero en la situación de precariedad en la que se encuentra. Pero, esta es otra historia.
Vuelvo al artículo de Benegas. Recuerda que, en 1986, la solución se produjo pensando en que “el Pais Vasco necesitaba un Gobierno estable y que también que el PSE debería estar en él”. ¿Pensaban en 2009 que, para conseguir esa estabilidad el PNV debería estar en el Gobierno?. Asimismo, pensaban en la estabilidad del Gobierno central. La respuesta es “no” en ambos casos.
Zapatero tiene ante sí unos meses durísimos. Debe ganar las elecciones europeas y conseguir unos presupuestos “sociales”. Y, mientras tanto, tiene que solucionar, en medio de una crisis económica galopante, el espinoso asunto de la financiación catalana. Los catalanes están en pie de guerra y el pase a la oposición de Montilla sería letal. Jordi Juan señalaba en La Vanguardia (16 de mayo) que “el vuelco del 1-M ha sido tal que en el PP pronostican que Zapatero no podrá aguantar toda la legislatura sin apoyos y tendrá que convocar elecciones anticipadas. Tampoco están muy interesados en hacer un pacto con el Gobierno”. Está claro que, si Zapatero pasase a la oposición, como dice Patxi López, “no pasa nada”.
Un acuerdo con el PNV, como ha quedado dicho, hubiese garantizado la estabilidad del Gabinete Zapatero hasta el final de la legislatura, pero se ha optado por “desalojarlo de las instituciones”. Ahora, desde algunos medios conservadores (claro) se pide un pacto de estabilidad PP-PSOE. El abrazo del oso.

viernes, 6 de marzo de 2009

Malos tiempos para la lirica

¿Qué votaron los vascos el pasado domingo 1 de marzo?. ¿Un Gobierno nacionalista?.¿Un Gobierno constitucionalista?. Lo cierto es que los partidos nacionalistas (PNV+Aralar+EA) obtuvieron más sufragios que los partidos constitucionalistas (PSE+PP+Rosa Diez). Pero, también es cierto que estos últimos disponen de más escaños en el Parlamento vasco. A esta situación, se suman dos anomalías democráticas: la ley de partidos, obra del PSOE y del PP, y la ley electoral vasca, responsabilidad del PNV.
Los socialistas descubrieron el domingo tres cosas: que no obtuvieron los resultados esperados (sobre todo, después del gran triunfo de 2008), que el PNV no solo no había “bajado” sino que había conseguido uno de los mejores de su historia en solitario (superará los 400.000 votos cuando se sumen los del extranjero), pero, que Patxi López podía ser lehendakari sumando sus votos a los del PP. Dicen que alguien pensó aquella noche que, una vez instalado Patxi en Ajuriaenea, a los nacionalistas, no les iba a quedar más remedio que apoyar a Patxi, dándose todo tipo de razones por lo que esto iba a ser así.
El PP, por su parte, comenzó anunciando un apoyo total (parecía que incondicional). Pero, pronto comenzaron las peticiones de contrapartidas. Alonso, en la Ser, habló de la Diputación de Araba. Basagoiti, en la COPE, señaló que querían entrar en el Gobierno. Mientras tanto, los medios de comunicación de la derecha comenzaban una campaña de presión sin precedentes para que se cierre la coalición cuanto antes. Y no solo eso: atreverse si quiere en pensar en otra posibilidad se convertía en una especie de traición de lesa patria. Para garantizar la estabilidad del Gobierno central, gentes como Pedro J. Ramírez o Federico Jiménez Losantos, propugnan un “pacto de estado” PSOE-PP (que otro periodista, Iñaki Gabilondo, define como “abrazo del oso”). Desde luego, Ignacio Camacho, en “Abc”, ya advierte al PSE, “¡cuidado con las próstata!”.
El Partido Nacionalista Vasco que había hecho una campaña basada sobre dos pilares. Por un lado, en un mensaje moderado y en un programa muy centrado en la crisis, y, por otro, en la figura de Juan José Ibarretxe. El resultado son más de 400.000 votos (cuando se cuenten todos los sufragios) que, aunque menos que los 460.000 de 1984, teniendo en cuenta la variación negativa del centro (menos habitantes), es el mejor de su historia. Basado en este hecho, incontestable por otro lado, exige su mejor derecho para formar Gobierno. El problema es que la legitimidad de los votos no se complementa con el respaldo parlamentario Pero, este hecho no justifica su marginación, ni la marginación de la mayoría nacionalista del país. Que es exactamente lo que va a ocurrir.
Los socialistas han plantado su bandera en la cima, han redactado su discurso y no se han movido de él ni una micra. Cuentan eso sí con apoyos muchos que han visto que ha llegado el momento de ajustar cuentas con el PNV (así se entienden las declaraciones de Ramón Jauregui, Joseba Arregui, José María Calleja, Francisco Llera,…). Desde la otra parte, contraviniendo la principal regla del mus, se han lanzado demasiados órdagos. Lo que está quedando claro es la incapacidad absoluta de entendimiento entre nacionalistas y no nacionalistas. Y esto, además de otras consideraciones, no augura nada bueno. Y no es cuestión únicamente de un partido: ninguna fuerza nacionalista (Aralar o EA) puede apoyar la investidura de un candidato cuyo principal apoyo son el PP y Rosa Diez.
No hay salida. Cualquiera de las condiciones ya anunciadas del PP para el respaldo a Patxi van a ser consideradas como una agresión por la mayoría nacionalista. Un diálogo con la mayoría sindical es imposible. Porque, entre otras cosas, en medio de una crisis económica como la que padecemos, el PSE y el PP no tienen nada que ofrecer (salvo bajar impuestos, lo que podría en pie de guerra, ya no a ELA o LAB, sino a los sindicatos afines). Por otro lado, con una mayoría tan precaria, mover la maquinaria administrativa va a ser complicado.
En 2001, el éxito del nacionalismo estuvo basado, precisamente, en la advertencia de un Gobierno PSE-PP. Durante la campaña, ante las advertencias del PNV de que esto iba a suceder, los socialistas le acusaban de “meter miedo”. Pues no. La advertencia tenía base. Así que, en 2013, o seguramente antes, este va a ser el eje de la campaña.
O sea que esto es lo que hemos votado el domingo. Tensión, enfrentamiento, más división entre nacionalistas y constitucionalistas, el infierno,… ¿Nos merecemos esto?. Parece que sí. Los constitucionalistas saben perfectamente lo que conviene a los nacionalistas (como si fuesen tontos y no viesen como gobiernan en otros lugares). Los nacionalistas actuando como si en Euzkadi viviesen solos. Patxi quiere ser lehendakari porque, tocado por un rayo divino (y los votos de Basagoiti) está convencido de ser el hombre providencial que va a salvar a todos, Juanjo lo propio, y nadie cede, ni siquiera cuando, en algunos momentos, lo que trasciende parece algo personal.
En fin, a comprarse un buen chubasquero, porque han llegado los peores tiempos para la lirica.

lunes, 2 de marzo de 2009

El día de la salud

Como cada veintitrés de diciembre, hoy es el día de la salud. Que, en política, significa que todo el mundo ha ganado. Bueno, todo el mundo, no. La excepción a este día de victorias son Eusko Alkartasuna y Ezker Batua. Parece claro que Ziarreta y Madrazo volverán a sus ocupaciones anteriores. El PSOE ha anunciado que deja manos libres a Patxi López para formar Gobierno y este que aspira a ser lehendakari. En la noche electoral, Basagoiti ya anunció que los votos del PP eran para Patxi, así que todo parece indicar que, por fin, se va a constituir un gobierno constitucionalista que regirá los destinos de la Comunidad los próximos cuatro años. Los socialistas han olvidado pronto aquello del “acuerdo entre diferentes” y, sobre todo, después de la debacle gallega, la cosa se ha quedado en un “quítate tu para ponerme yo” (que es de lo que se trataba).
Con las luces del día 2, se han ido aclarando algunas cuestiones. La primera es que el verdadero triunfador de las elecciones vascas ha sido Mariano Rajoy que, si ganase al PSOE en la europeas, vería despejado el camino a la Moncloa. No solo ha vencido a los socialistas, sino que, sin él, Patxi no puede ser lehendakari. De paso, ha acabado de enterrar a Esperanza Aguirre y a los aznaristas. Con esta perspectiva, no es de extrañar que, mientras Alfonso Alonso pedía la Diputación Foral de Araba, Antonio Basagoiti pedía en la COPE la entrada en el Gobierno, porque una cosa es la investidura y otra gobernar.
Artur Mas ya ha advertido que su partido (CiU) está en la oposición, porque “el PSOE ha querido que estemos en la oposición” y que, desde luego, no va a actuar como salvavidas de los socialistas (o podría convertirse en el salvavidas más caro de la historia de la navegación). Si, además, tenemos en cuenta que el PNV ya ha anunciado que si se consuma en frente anti-PNV se esfumará cualquier posibilidad de acuerdo con el PSOE en Madrid. De esta forma, es bastante difícil que se puedan aprobar los presupuestos de 2010, y podríamos encontrarnos ante un adelanto electoral.
Es cierto que como recordaban los voceros de los obispos –especialmente Jiménez Losantos, otro de los derrotados el domingo-, lo que se impone es un Gobierno de concentración (con referencia alemana incluida), pero esto no solo significaría el principio del fin de Zapatero (y el lo sabe), sino el apuntalamiento definitivo del invento de Rosa Diez.
Pues bien, todo lo anterior para que Patxi sea lehendakari. No está mal. Hay que reconocer que el PSOE es muy generoso con su sección vasca.
El PNV ha obtenido un resultado significativamente bueno. El mejor desde 1984. No hay que olvidar que, entonces, el censo era mucho más alto. Por otro lado, como recordaba Iñigo Urkullu, se está consolidando la cohesión interna y, por otro, se ha transmitido un mensaje de centralidad que, evidentemente, ha calado. En estos momentos, con 30 parlamentarios, quedarse en la oposición, no es lo peor que le puede ocurrir: el PSOE se queda solo gestionando lo peor de la crisis con el PP. Todo el desgaste será para los constitucionalistas.
Pero, además, se abre la oportunidad única para la reflexión, para profundizar en Think Gaur, en el Concierto Político y en la organización de un partido potente (quizá contando con los miembros de EA dentro de él) que pueda afrontar con éxito todos los comicios que vienen a partir de ahora (incluido un posible adelanto electoral).
Hay otro hecho importante para el PNV. La crisis de EA representa una oportunidad histórica para recomponer el centro nacionalista en un partido en que, como ha ocurrido siempre, quepan todos los de centro-izquierda, los de centro-centro y los de centro-derecha, mantener la división y tirar las piedras al tejado equivocado trae como consecuencia lo ocurrido el domingo. Se necesita un partido nacionalista fuerte, que sea la fuerza indispensable en el País.
Pero, el éxito del PNV tiene otros matices: ha ganado en Azpeitia, Zumaia, Busturia, Gautegiz de Arteaga, Mendexa, Muzkiz, Ondarroa, en Lazkao, en Elorrio, en Atxondo, en Gorliz, en Arrasate,… Pueblos donde funcionan o han funcionado coaliciones anti-PNV, regidos por gestoras (Ondarroa o Mendexa), donde trata de imponer su ley las plataformas anti-TAV y anti coque, los pueblos de Isaias Carrasco, de Inazio Uria o del joven de la maza,… Lo dicho, solo esperar.
Eso sí: hay una lección que sirve para todos. El nuestro es un país plural y se equivoca, sea quien sea, quien gobierne contra la otra mitad. Nos equivocamos unos y todo parece que se equivocarán los otros.

domingo, 22 de febrero de 2009

Las encuestas

Encuestas a diestro y siniestro con un mensaje único: los constitucionalistas unidos pueden desbancar al PNV. La prensa de Madrid, por ejemplo, lo tiene más claro. Abc titula: “El primer lehendakari no nacionalista será posible con un pacto PSE-PP”. El Mundo va más allá: “El partido de Rosa Diez cerca de ser clave en las elecciones vascas”. Por su parte El País resalta que “Los socialistas podrán decidir sobre el color del próximo Gobierno Vasco” y Público: “El PP y el PSE están en estas elecciones más cerca que nunca de la mayoría absoluta”.
La mayor parte de los analistas de la prensa madrileña (o de diarios como El Correo), apuestan por una fórmula a la navarra. Y así lo resalta un editorial de El País: “Más verosímil sería un apoyo del PP a la investidura de Patxi López, sin compromiso de participación en el Gobierno, según el modelo navarro”. Este último diario es el que, de forma más persistente, aboga por desalojar a Ibarretxe a como dé lugar. Luis Rodríguez Aizpeolea llegó a pedir que, como contraprestación a lo ocurrido en 1986, el PNV podría ceder la Lehendakaritza a Patxi,aunque fuese la fuerza más votada.
Parece claro que el único objetivo en estos momentos es desalojar a Ibarretxe. No importa el cómo y el con quién. A juzgar por lo escuchado a Iñaki Arriola y a Arantza Quiroga en un debate electoral en Telecinco no hay argumentos más allá de cazar al candidato del PNV. Cuando Joseba Egibar (o Rafa Larreina) recordaban lo manifestado por Ramón Jauregui o Rodríguez Zapatero sobre determinadas competencias (por ejemplo la del régimen económico de la Seguridad Social), Arriola replicaba con un:”Eso es mentira”, a pesar de que uno y otro, han repetido que “jamás” romperán la “caja única”. Todavía hace unos días, como en las 100 propuestas de Patxi se encontraba la formación profesional, alguien matizó que sí, pero sin romper la “caja única”. Quiroga, por su parte, habló de las pensiones (“quién iba a pagar las pensiones”). Cuando Joseba Egibar recordó a esta última que AP (denominación anterior del PP) había votado en contra del Estatuto, respondió que su presidente procedía de la UCD. ¿Y?. La UCD se formó, básicamente, en base a la estructura del Movimiento Nacional (jefes locales, consejeros).
¿Qué recetas económicas no ofrecen?. El PP trata de desviar la responsabilidad del peso de la crisis hacia el PSOE. Sin embargo, si analizamos la situación de las comunidades vecinas gobernadas por el PP, veremos que este partido tiene poco de que presumir. En Castilla León, el paro alcanzó (al finalizar 2008) el 11,22 , con un aumento del 63,68 por ciento con respecto a 2007. En La Rioja, la tasa de paro estaba situada el 31 de diciembre en el 11,34 %. Por lo que se refiere a Cantabria (co-gobernada por el PSOE), es una de las tres comunidades en las que más ha subido el desempleo. En Nafarroa, donde se da el pacto UPN-PSOE, es la cuarta comunidad donde más aumentó el desempleo (estrechándose la diferencia con la CAV). La situación económica en Aragón y Asturias, comunidades del PSOE es de poner los pelos de punta. Lo dicho, ¿qué recetas ofrecen?. ¿Alguien piensa que si Zapatero pudiese contar con los supergestores de López, no los ficharía de forma inmediata?.
Lo cierto es que nadie ha escuchado a Patxi López que no aceptará los votos del PP para lograr su investidura. Esté o no en el Gobierno, el PP podría obtener algún tipo de cesión (por ejemplo, en el asunto de los modelos lingüísticos), incluso también se le podía dar algo al PDRD (partido de Rosa Diez). Otros dirigentes del PSOE, como Ramón Jauregui (el domingo en la Ser) tampoco descartan esa posibilidad.
Todas las encuestas coinciden, el frente PSOE-PP podría obtener la mayoría absoluta, ¿por qué va a desaprovechar esta oportunidad?.

viernes, 13 de febrero de 2009

La terapia de la verdad

A estas alturas, todos se ha enterado de la aparición del libro de María Antonia Iglesias titulado Memoria de Euskadi. La terapia de la verdad: todos lo cuentan todo. El libro es decepcionante por un sinfín de razones. Y sin contar los bailes de fechas, de nombres, errores de transcripción. Es cierto que la autora puede decir, en el caso de esos bailes, que ella se limita a transcribir lo que le dicen, pero, en el caso de una periodista (no de una taquígrafa), primero debe documentarse y, luego, tener un cierto criterio. El libro está muy poco trabajado, lo que parece una contradicción en un ladrillo de 1326 páginas.
Una de las anécdotas históricas que se repite una y otra vez en el libro, es la reunión de Txiberta (un intento de Monzón y los “milis” de hacer un frente abertzale, más los carlistas de EKA, ante las elecciones de 1977, a las que había que boicotear). Todos los que hablan de este asunto, excepto Txema Montero, lo hacen de oído: desde José Félix Azurmendi a Xabier Arzalluz. No se dice que, primero, que todas las fuerzas políticas, excepto HASI (que se retiró a última hora de Euskadiko Ezkerra) se presentaron a las elecciones, incluidas ANV y ESB (que, un año más tarde, participaron en la fundación de Herri Batasuna), así que los promotores de aquello, como recuerda Montero, se quedaron “colgados de la brocha” (hasta hoy). En la página 1106, se da la impresión de que Mario Onaindia o Juan Mari Bandrés tuvieron algo que ver con la postura de ETA pm en la reunión. Onaindia estaba en la cárcel y, poco después, fue “extrañado” a Bélgica, como recuerda Teo Uriarte y, además, no pintaba nada en ETA pm.
En el texto han un sinfín de baile de nombres que, sobre todo, demuestran, ya no esa falta de documentación, sino profunda ignorancia (¡qué envidia producen sobre todo los periodistas anglosajones, que, antes de comenzar una obra de este pelo, se han leñido hasta lo que ponen los sobres del azucarillo de un bar de Bilbao!). Entre otros, “Antxon” Ariztumuño (por José de Ariztimuño “Aitzol”, sacerdote vasco asesinado por los franquistas), Belloch (por la Abadía de Belloc) , Perez Agua (por Perezagua, fundador del PCE), David Miril (por David Morín, comunista y líder de CC.OO, en los 1960)… Se confunde a Mugika Arregi con Mujika Garmendia,… OAC por HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica), … Se habla de mayoría absoluta en Lekeitio cuando, en las últimas elecciones municipales, la fuerza más votada fue el PNV.
Pero, todo lo anterior no tiene mucha importancia. El libro de María Antonia Iglesia es, en primer lugar, un panegírico del socialismo oficial y, cómo no, un catálogo (eso sí, bien albardado) del antinacionalismo clásico (tan clásico como los viejos libros de Balparda). El PSOE es pactista, generosos, dialogante, de mano tendida, con “otra mirada”… frente a un nacionalismo cascarrabias, faltón, contradictorio, intransigente, “cercado”, comprensivo con la violencia aunque los entrevistados se desgañiten negando este extremo. El PSOE jamás rompió el pacto de frente autonómico de 1977, incumplió el Estatuto de Gernika de 1979, puso en marcha la LOAPA en 1981, no tuvo que ver con los GAL (como mucho, Damborenea), que no incumplió el pacto de Ajuriaenea,… Todo esto, claro, aderezado con mucha “salsa rosa”, mucha mala leche (que confirma lo que me habían contado los colegas que la sufrieron en su etapa de jefa de informativos) y mucha frivolidad. El tratamiento del asesinato de Joseba Pagazaurtundua me parece lamentable. Uno entiende el dolor de una familia, sobre todo el de una madre, y la necesidad de buscar culpables más allá de quienes lo asesinaron. Me queda la misma sensación de cuando leí las memorias de su hermana Maite (“Los Pagaza”, 2004): impotencia y contención.
La mayor parte de lo que se dice en el libro se puede leer en las memorias de Garaikoetxea, Arzaluz (Así fue), Recalde (Fe de vida), Pagazartundua (Los Pagaza), Rosa Díez (Merece la pena), Txiki Benegas (Una propuesta de paz, Diario de una tregua),… En estos, por lo menos, los nombres están bien transcritos.
Llama la atención que, en este libro, se obvien (además de la gente de Batasuna) aportaciones de Eguiguren, Zabaleta e Itxaso, entre los socialistas, o de Román Sudupe (que fue presidente del EBB), aunque, a final, de lo que se trata es que Patxi López cuente con otro elemento más que le ayude en su campaña. En esto el libro es bueno.

domingo, 8 de febrero de 2009

Las ideas del PNV

En la década de los 30 del siglo XX, el mundo se debatía en lo que algunos llamaban “guerra civil intelectual”. Se enfrentaban dos totalitarismos. El fascismo, por un lado, y el comunismo, por otro. Además, no se daba elección: si no estabas con el comunismo eras fascista y, por el contrario, eras comunista si no apoyabas al fascismo. Surgió una tercera vía, democrática, contraria a cualquier idea totalitaria. Es lo que algunos llamaron izquierda católica y, de forma más amplia, Democracia Cristiana. Este movimiento tiene un profundo contenido social. Era asimismo una vía entre la economía planificada y el liberalismo económico. Sobre ambas bases, se reconstruyó la Europa arrasada por la guerra, se sentaron las bases de eso que hoy se llama “estado de bienestar” y se pusieron los cimientos de la Unión Europea: Van Zeeland, Adenauer, De Gasperi, Schummann,… con los grandes teóricos de este movimiento: Sturzo o Maritain son las referencias esenciales de este proceso histórico.
A partir de 1931, el diario Euzkadi, vinculado al PNV, comienza a publicar su “Página social” a través de la cual comienzan a difundirse esas ideas demócrata-cristianas. Entre sus colaboradores más asiduos dos sacerdotes. Alberto Onaindia y José de Ariztimuño “Aitzol”. En 1933, el ELA-STV se adhería a la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos (CISC), luego, Confederación Mundial del Trabajo (CMT), a la que perteneció hasta su fusión con la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) en 2005. Del mismo modo, destacados miembros de las nuevas generaciones del PNV (Aguirre, Jauregui, Basaldua,…) fueron activos en la Agrupación Vasca de Acción Social Cristiana (AVASC).
Las relaciones con los demócrata-cristianos europeos se hacen más estrechas a partir de la guerra civil. De nuevo, había que tomar partido: o por Stalin, o por Franco. De nuevo, se optó por la democracia. Las atrocidades franquistas, el bombardeo de Gernika, la ejecución de sacerdotes católicos vascos por los “cruzados” (entre ellos un hermano de Onaindia y el propio Aitzol) dieron lugar a importante movimiento de solidaridad con los vascos demócratas. Esas relaciones, además, se hicieron más intensas en el exilio: porque franceses, belgas, holandeses, checos o polacos que habían seguido a austriacos, italianos,… y, por supuesto, a los vascos.
Durante los años de la guerra mundial, los exiliados del PNV en las Américas jugaron un papel protagonista en la difusión de las ideas demócrata-cristianas (“de Maritain”, se decía entonces) en unos años, en los que la Jerarquía latinoamericana era mayoritariamente pro-eje. Colaboraron (y trabajaron profesionalmente) con Orden Cristiano, La Revista Belga, Ambos Mundos… José Antonio de Aguirre realizó una gira por el continente con ese fin. En Nueva York, frecuentó a Sturzo, Maritain, Vignaux, Van Cawlaert, Coudenhove-Kalergi,… Mientras tanto en Londres, a través de Alberto Onaindia (que colabora con Sturzo y Veraart) en la Unión Internacional Cristiano Demócrata. Las gentes del PNV trabajaron codo con codo con aquellos que debían reconstruir la Europa de la postguerra.
El nazifascismo fue derrotado, pero el inicio de la guerra fría, y otras cuestiones, impidió que los Aliados acabasen con la dictadura de Franco (que, en aquellos momentos, se consideraba un mal menor). Las potencias occidentales entregaron media Europa (incluidas, claro Polonia y Checoslovaquia) a la Unión Soviética que impuso en los diferentes países dictaduras títeres. Los vascos demócratas pensaban entonces que, si se derrotaba al comunismo, nada justificaría la persistencia del franquismo.
Asimismo, José Antonio de Aguirre, por un lado, y los dirigentes del PNV, por otro, basaron su estrategia en vincular el futuro de los vascos a un régimen democrático en España (para lo cual, los antifranquistas demócratas deberían permanecer unidos) y, desde el punto de vista de la construcción nacional, se convierte en doctrina lo recogido en la Carta del Atlántico. Los vascos luchaban por pasar de objeto a sujeto de todas y cada una de las decisiones que le afectan. Por otro lado, ya en la década de los 1950, el PNV optaría por las vías democráticas como única forma de construir la nación.
La crisis del comunismo y de fascismo (y de las economías planificadas) y, ahora, la crisis del liberalismo (y de la dictadura del mercado) reviven de las ideas sociales y económicas que han formado parte de la esencia ideológica del PNV y que, en Europa, son el alimento espiritual del estado de bienestar.

domingo, 1 de febrero de 2009

Estoy aterrorizado

He leído con atención la entrevista que, con José Luis Rodríguez Zapatero, publican dos diarios vascos. No dice nada. Si va a cumplir o no el Estatuto, si va a conceder las instituciones vascas los instrumentos que la ley permite para poder afrontar la crisis en condiciones de posibilidad. Eso sí: nos remite a Patxi López que ha estado este fin de semana ocupado en la Conferencia de su partido. Ha hablado poco de economía (¡para qué!) y de que va a proponer una actualización del Estatuto que suena como a recorte (aún más). Ni Zapatero ni López se atreven a decir “¡Vamos a cumplir de una vez la palabra dada en 1979!”. Además si como dicen, el Estatuto es lo más mejor para los vascos, no les debe preocupar lo que hagan o digan los demás: solo cumplirlo. ¿O no quieren lo mejor para los vascos?. No lo van a cumplir. Eso sí, ahora dicen, hace unos días , Ramón Jauregui y, ahora, Patxi que van a proponer un nuevo Estatuto. ¿Cómo será?. ¿El de Gernika más dos huevos duros?. ¿Será la ley orgánica 3/1979 el mínimo y, de ahí, para arriba?. No sé.
Dice Patxi que no va a haber “frentes”. La experiencia nos dice lo contrario. En 1977, el PNV fue el partido más votado en lo que hoy es la CAPV. Obtuvo ocho diputados a Cortes, el PSOE, siete (uno de ellos, Lalo López Albizu, el padre de Patxi). Por si fuera poco, PNV y PSOE estaban juntos en el Gobierno vasco y tenían el acuerdo de “frente autonómico” para el Senado. Se creó un régimen transitorio regido por un consejo general y, aquí, los socialistas no lo dudaron: con el apoyo de los franquistas reformistas colocaron a Ramón Rubial, senador del Frente Autonómico, al frente del mismo. Lo volvieron a intentar en 1986, pero, esta vez, como todo el mundo quería mojar en aquel plato, tuvieron que pactar con el PNV. La otra opción, como reconocía hace unos días Txiki Benegas en la SER, era la de repetir las elecciones.
Nadie hasta ahora, excepto el PNV, ha hablado de economía en serio. Desde la “boutade” de Madrazo, echando la culpa de los EREs al PNV (cuando IU es, por lo menos, tan responsable como el PNV), pasando por las tres consejerías de Basagoti, hasta las no propuestas del PSE, porque lo que hay dicho hasta ahora tienen el mismo contenido que los pájaros cantores de Sestao.
La verdadera propuesta por parte de la oposición (y de los ex socios del PNV) es la del “quítate tu” para ponerme yo. Y punto pelota. Y yo estoy aterrorizado. Hay que dar salida urgente a la crisis económica y no parece que Patxi López tenga recetas diferentes a las de José Luis Rodríguez Zapatero, porque, supongo, que, si las tuviese, la habría puesto en marcha ya. Estamos al borde de la deflación. El paro duplica al de la Unión Europea. Almunia (y el FMI) dice que esto va a peor. Con esta situación, ¿alguien está dispuesto a hacer experimentos?. Visto lo visto, la gaseosa se puede convertir en cicuta. O nos hemos olvidado de los días en los que el PSOE iba transfiriendo competencias con cuentagotas mientras que en municipios como Sestao el paro rondaba el 30 por ciento. ¿Cómo ha gestionado el PNV las competencias que iba consiguiendo poco a poco, con dificultades y trabas?. ¿Cómo creen que se gestionaría desde aquí el régimen económico de la Seguridad Social?. Insisto: estoy aterrorizado.

lunes, 12 de enero de 2009

El Paro

Gustavo de las Casas ha dejado escrito que “cuanto más nacionalistas, más prósperos son los países”, y solo eso, además dice que “es menos probable que una población nacionalista tolere un gobierno corrupto y mire hacia otro lado. En cambio, puede que al ciudadano egoísta le dé igual”. De las Casas, un doctorando de la prestigiosa Universidad de Columbia (en Nueva York). Y estas frases pertenecen a un artículo suyo, “¿Es bueno el nacionalismo?”, publicado en la edición española de Foreing Policy, que dirige Andrés Ortega.
Tratan en estos días de equiparar los efectos de la crisis y a la reacción de los gobernantes (Ibarretxe y Zapatero), como si todos fuesen lo mismo. Es casi imposible localizar es estos días un cuadro con los porcentajes de paro por comunidades autónomas. Asimismo, cuando determinados medios de comunicación hablan de “avalancha” EREs (expedientes de regulación de empleo) se olvidan de comunicarnos el dato de cuántos son temporales, y cuántos, no.
No vivimos en el mejor de los mundos, y la crisis golpea con fuerza en la CAPV. Es cierto, por un lado, que se nos niegan los instrumentos legales (Artículo 18 del Estatuto del Gernika) para combatir el paro en condiciones de posibilidad. Y, por otro, no estaría de más hacer un repaso comparativo de la marcha económica de los últimos 18 meses por “paraísos” del PSOE (Aragón o Asturias), “paraísos” del PP (La Rioja o Castilla-León), o “paraísos” mixtos PP-PSOE (Cantabria y Comunidad Foral de Navarra).

domingo, 4 de enero de 2009

LA FECHA

Algunos pensamos que una de las claves de juego político es la de poder jugar con los tiempos. Las reacciones a la fecha señalada por Juan José Ibarretxe demuestran, sobre todo, que, en primer lugar, no han gustado a quienes aspiran a sucederle al frente del Gobierno vasco. Primer acierto. La prensa afín al candidato socialista, es decir toda menos un periódico, no sabe cómo calificar el anuncio. Unos hablan de “debilidad” (la del PNV, parece), otros de “resistencia a perder el poder”, mientras que Luis Rodríguez Aizpeolea, en El País, se recrea en las posibilidades de los diferentes actores, revoloteando sobre la posibilidad de un Gobierno PSOE-PP (que es la gran apuesta de un sector de la izquierda y de no pocos medios, incluido El País que, últimamente, no se lleva muy bien con Rodriguez Zapatero).
En tantos análisis, muy pocos se detienen en cuestiones tales como que, en medio de una galopante crisis económica, alargar la precampaña y la campaña electoral sería muestra de enorme irresponsabilidad. Es cierto que el día 1 de marzo lo que se va dirimir fundamentalmente es quien puede enfrentarse a esa crisis con más garantías.

viernes, 2 de enero de 2009

Nos queda la palabra

ETA militar ha atentado contra la sede de EITB. Las interpretaciones a este acto de barbarie son de todo tipo. Si no he entendido mal, para Gara, este atentado sería una forma de apoyo al “polo soberanista” (que, lógicamente, ya han rebautizado como “bloque popular independentista”). Para El País o El Correo, el atentado forma parte de de la estrategia de acoso al PNV (dentro de ésta, “acciones” como la bomba a la comisaría de Ondarroa, el asesinato de Inaxio Uria y la bomba contra EITB). Como duro de entendederas, interpreto que, por ejemplo, Gara dice que la cosa parará el día que aceptemos su (particular) idea de democracia.
Es bastante común en este sector explicar sus aberraciones violentas porque existen otras aberraciones violentas. “Yo asesino a un empleado de una autopista o a un empresario jubilado porque a mí me torturan”. O, ¿qué habéis hecho “vosotros” cuando han cerrado “Egin” o “Egunkaria”?. “Nosotros”, con el apoyo, por ejemplo de Aidan P. White, secretario de la Federación Internacional de Periodistas (que ha condenado el atentado de EITB y otros atentados y amenazas a periodistas)promovimos un informe jurídico sobre la cuestión de “Egin”, o hemos movido por Europa un informe sobre el cierre de “Egunkaria”. Me ha tocado a mí este trabajo, a pesar de la inmensa repugnancia que me produce el silencio de los “colegas” de “Gara” y ”Berria”. A mí, me conmueven tanto los malos tratos a Martzelo Otamendi como el intento de asesinato de Gorka Landaburu.
Frente a la “patria de las bombas”, a la mayoría, nos queda la “patria de las palabras”.