sábado, 6 de diciembre de 2008

El Polo

El asesinato de Inazio Uria ha dejado en evidencia, por enésima vez, la fragilidad de la estrategia diseñada para liderar el campo abertzale, eso que ahora se llama el “polo soberanista”. La división básica de movimiento patriótico vasco se encuentra entre quienes rechazan la violencia como instrumento que sirva para algo y quienes lo aceptan con normalidad. Quienes se oponen a la pena de muerte y quienes hablan de “vulneración de derechos” como si las ejecuciones de dos jóvenes agentes en Cap Breton, de un obrero en Arrasate, o de un constructor en Azpeitia tuviese algún tipo de parangón. Porque, cuando no había Ley de Partidos, cómo se justificaría ésto. En un artículo, Floren Aoiz equipara el dolor de las víctimas con el del verdugo encarcelado.

Es cierto que, como en otras ocasiones, la idea del “polo” nace coja. La iniciativa surge de EA cuando anuncia que se presentará en solitario a las elecciones. A Batasuna, le faltó tiempo para recoger el guante (y apropiársela, como el “Euzko Gudariak”). Es cierto que esta última fuerza anunciaba que, ¡por fin!, no contaría más con EAJ (mientras tanto arrecian las amenazas contra el PNV). Casi inmediatamente se desmarcó Aralar, quedando Eusko Alkartasuna en una especie de tierra de nadie. Además, uno tiene la impresión de que, mientras unos viven en un país, otros lo hacen en una dimensión distinta en la que fabrican su mundo y, desde luego, su historia. Por otro lado, ETA militar “dice” una y otra vez no está dispuesta a ceder su liderazgo (o su capacidad de influencia). Eso sí: con ese matiz antes señalado: ya no quieren sumar al PNV a su proyecto.

Este es un país pequeñito en el que, desgraciadamente, nos conocemos todos. En estos días, además, ha tocado “polo soberanista”, así que todo el mundo podía decir cualquier cosa. El diario “Gara” señalaba que el “político navarro” Xanti Kiroga dijo: «Quienes se levantaron de la mesa de Txiberta -en referencia al PNV-, hoy tienen muy poco margen para realizar un nuevo fraude político y para poder repetir la maniobra que hace 30 años hicieron, porque la independencia se ha convertido ya en un eje de futuro». Quiero pensar que esto para consumo interno y como se trata de darle caña al PNV irredento, pues todo vale.
En Txiberta se “quedaron” ETA militar, EHAS o HASI y Monzón y se “fueron” todos los demás. Desde el Partido Carlista (EKA), pasando por Acción Nacionalista Vasca(ANV), Euskal Sozialista Biltzarrea (ESB), ETA político-militar, Eusko Irautzaleen Alderdia (EIA) hasta el PNV, sin olvidarnos de ELA-STV.

¿Qué pretendían los milis, básicamente?. Por un lado, como condición para participar en las elecciones (1977): un régimen de autonomía, la amnistía y la “disolución de los cuerpos represivos”. Y, por otro, refundar el Gobierno vasco con Monzón de lehendakari. Existen actas de todo aquello.

Lo cierto es que solo se mantuvieron en la postura de no participación: ETA y su entorno (retirando sus candidatos de la coalición Euskadiko Ezkerra que, finalmente, quedó formada por EIA, MCE-EMK e independientes). El resto –fuerzas arriba citadas- decidieron participar en las elecciones con diferente suerte. Eso sí. En junio de 1977, se constituía la Asamblea de Parlamentarios Vascos –que comenzó a redactar un nuevo Estatuto de Autonomía- y, en noviembre de ese mismo año, no quedaba un solo preso vasco en las cárceles españolas. ¿Dónde estaba el fraude político?. Yo creo que, sobre todo y en primer lugar, en aquellos que no estaban dispuestos a aceptar lo que decidiesen las mayorías. En ningún caso. Y, sobre todo, tratar de imponer a tiros un programa político que, a lo largo de los últimos treinta años, se ha demostrado minoritario. Nacía así el mito del “déficit democrático”.

Los milis estaban convencidos de que la “liberación” de Euzkadi vendría no tanto de lo que decidiese en pueblo sino por la acción de los partidos abertzales unidos en un “frente nacional” (volvían, una y otra vez, sobre repetidos intentos fallidos de frente, bai, bat, KAS, Herrikoi) de los que ellos sería la “vanguardia armada”, el “ejército nacional” en palabras de Monzón. Al final, se acababa imponiéndose la independencia “por las buenas o por las malas” (jo ta ke, irabazi arte).

¿Qué han conseguido en estos treinta años?. No han impedido que se avanzase en el autogobierno. Y no solo eso: no han tenido empacho en participar en aquellas instituciones que criticaban ( y critican). Desde los parlamentos “vascongado” y navarro a las Cortes generales. ¿Qué han hecho en todo este tiempo por la mejora de las condiciones de vida y trabajo de los vascos?.Exactamente: nada.

En 1956, tras el Congreso Mundial Vasco, el PNV constató que la suerte de Euzkadi, en aquellos momentos, estaba vinculada al establecimiento y consolidación de una democracia en España tras la dictadura, restableciéndose en una primera fase un régimen de autonomía. Franco murió en la cama y consolidar la democracia no iba a resultar ni tan fácil, ni tan rápido como algunos pretendían. Las acciones de ETA a partir de 1978, dificultarían el asentamiento de un régimen democrático (como se demostró con la intentona del golpe de estado el 23 de febrero de 1981) y avances en el autogobierno. Por si fuera poco, su actividad ha dado lugar a leyes (como la "ley de partidos") que estrechan el marco democrático de todos (no solo de los terroristas).

Así, entre 1978 y 2008, mientras que más del 85 por ciento de la ciudadanía vasca, se empeñaba en reconstruir el país tras cuarenta años de dictadura y en medio de una terrible crisis económica, una minoría se empeñaba en impedirlo. Eso sí, por el camino iban sembrando propuestas: la alternativa KAS, el Estatuto Nacional de Autonomía, la Alternativa Democrática,… Anoeta, Loiola,…y, ahora, el “polo”. En todos los casos, se trataba de imponer su alternativa a los demás. Y siempre son los demás quienes cometen “fraude”, jamás quienes apoyan sus programas en la violencia.

Por otro lado, aspiraciones legítimas de una parte importante del pueblo, pierden cualquier opción cuando se utilizan como ariete contra alguien y, además, no tiene en cuenta los más elementales principios democráticos. Ni se puede imponer a nadie un programa o una ideología. Ni se puede vincular ese programa (aspiración) o lo que se prefiera a un proceso de paz.

Pero, además, los intentos de eliminar al adversario, disfrazándose de nuevos “frentes” o “polos”. El “polo soberanista” es poco más que un nuevo intento contra el PNV. Este tipo de maniobras, siempre torpes, consiguen siempre efectos contrarios a los deseados. La ruptura del PNV en 1986 abrió huecos por donde se colaron el PSOE, por un lado, y HB, por otro. Estos últimos, ya se frotan las manos, a juzgar por los “análisis” de Maite Ubiría o de Tasio Erkizia en Gara. ¿Qué traerá la ruptura de la coalición?.

El PNV ya ha dicho que, con el mundo de ETA, no comparte ni medios, ni fines. La cuestión es que otros, según parece, no comparten medios, pero sí fines. O cómo es eso.

sábado, 15 de noviembre de 2008

EA SE VA

Eusko Alkartasuna ha decido acudir en solitario a las próximas elecciones autonómicas. Era algo previsible, especialmente porque así se había decidido en un Congreso extraordinario. Todos los medios de comunicación se han hecho eco del anuncio y, en muchos, se han publicado largas entrevistas con Unai Ziarreta, el hombre fuerte de este partido.
Ante una decisión soberana y respetable, y ante las declaraciones de los máximo dirigentes del PNV en las que, no solo se muestra respeto, sino que se asegura que el adversario de EAJ no es EA, las respuestas de Ziarreta no auguran nada bueno. Especialmente porque su partido comparte Gobierno en Gasteiz, en dos diputaciones forales y coalición en Nafarroa. En esta situación, los argumentos que ya ha comenzado a esgrimir Ziarreta son muy poco o nada creíbles. Estos solo tendrían validez si se retirase de forma inmediata de todas las instituciones en las que están presentes. ¿Lo harán?. No. Ya han dicho que no. Es decir, su lucha por la soberanía y la independencia nacional comenzará la próxima primavera.
Está claro –que se vio en las últimas elecciones municipales y, por su había alguna duda, Ziarreta lo ha dejado claro en El Mundo- que. Para EA, el enemigo a batir es el PNV. Y esto es lo que le une realmente al mundo de Batasuna. Es cierto que su antijelkidismo ha sido mucho más fuerte que una cierta lealtad a Juan José Ibarretxe, que ha sido un valedor firme de EA. Quizá, como recordaba El País, esto explique la cara de Azkarraga en la rueda de prensa.
Son muchos los analistas y medios de comunicación, como Público, que están convencidos que el desmarque de Eusko Alkartasuna va a propiciar el que Patxi López llegue a ser lehendakari. Y, seguramente, tendrán una parte de razón, y EA de responsabilidad. Hay otros, por el contrario, que están convencidos que EA podría jugar el papel de Esquerra Republicana, propiciando aquí un gobierno “constitucionalista”, al igual que han hecho los republicanos en Catalunya. También es posible. Ya lo intentó en 1986 con el PSOE y EE.
Tras la “ruptura”, Batasuna ya ha hecho su oferta a EA. A fin de cuentas, se trataría, por un lado, de ampliar acuerdos que ya existen en algunos lugares del País. Por otro, de consolidar el frente anti-PNV. ¿Qué puede ocurrir?. Los primeros siempre pueden pedir a sus bases que voten de forma masiva a EA, desbordándola. Luego, ya vendría el “cobrador del frac”.
El Partido Nacionalista Vasco, a pesar de lo que se diga, ni renuncia a nada, ni ha renunciado a nada. Sigue subiendo al monte por el sendero. Cuando se concrete la trasferencia en I+D+I (investigación científico-técnica), el País tendrá más autogobierno que hace un año. Quizá, en estos momentos, la urgencia sea otra: aquello que la “alternativa KAS” definía como “la mejora de las condiciones de vida y trabajo del Pueblo Trabajador Vasco”. Es decir, como hacer frente a la crisis económica. Y, en este punto, a Unai Ziarreta no ha ofrecido alternativas. No sabemos si las tiene.
El Correo Español recogía en su primera página las palabras del asesor económico de José Luis Rodríguez Zapatero sobre la situación vasca (comparándola con la española). El máximo responsable de que esto sea así es el PNV (que es la fuerza que ha gobernado la CAPV en la última década, por cierto, con Juan José Ibarretxe como lehendakari). Así, en marzo, la ciudadanía va a tener, primero, que comparar con las comunidades limítrofes (recomiendo que lean el último informe de la UGT de Cantabria sobre la crisis. Cantabria está gobernada por el PRC y el PSOE). Luego, optar entre buscar soluciones reales para el día a día del ciudadano y el “desbordamiento democrático” frente al Estado que propugna Ziarreta (por muy impreciso que resulte todo esto).

jueves, 6 de noviembre de 2008

De qué se trata que me opongo

Rodolfo Ares ya ha anunciado que su partido se opondrá al Concierto Político que propone el PNV. Es lo esperado. Afirma que la propuesta oculta algo que, para su organización, es inaceptable ahora (no siempre ha sido así): la autodeterminación. Dice que es imprescindible un acuerdo previo entre vascos y “ponernos de acuerdo en cómo regular nuestra convivencia". Esto lo dice el portavoz de un partido que lleva treinta años sin cumplir el pacto entre vascos más importante de este período. Además, “ponernos de acuerdo en cómo regular nuestra convivencia" apela a unas “reglas del juego” que una parte del país o no acepta o rechaza. Aún así.
Jesús Eguiguren Imaz acaba de publicar su tesis doctoral titulada “El arreglo vasco. Fueros, constitución y política en los siglos XIX y XX”. En sus conclusiones, Eguiguren cree que, en la actualidad es posible “el retorno al espíritu del pacto, compromiso y compatibilidad Fuero/Constitución que buscaba la ley de 1839, que no fue respetada en la ley de 1876 y, sin embargo, sí es posible aplicar partiendo de la actual Constitución española”. En el año 2001, Miguel Herrero de Miñón y el llorado Ernest Lluch recogían en un libro una serie de reflexiones sobre “Derechos históricos y constitucionalismo útil” (que habían formado parte de un curso en 1997). Consideraban estos a los Derechos Históricos recogidos en la Disposición Adicional Primera como “una categoría jurídica” y, desde luego, una palanca que permita avanzar en un marco de convivencia aceptable. Eso que Gemma Zabaleta y Denis Itxaso llaman “construcción de consensos” (“Una nueva política frente al colapso vasco”).
Vivimos tiempos de desconfianzas. Y, desde luego, hay quien, como el “número 2” de Cristina Garmendia, se encarga de acentuarlas. Lo que, en un principio, fue un acuerdo entre vascos (el Estatuto de Gernika) acabó convirtiéndose en un conjunto de acuerdos entre el Gobierno de la CAPV y el PNV y el Gobierno central de turno. Nadie se cree hoy en día que Patxi López vaya a completar el Estatuto al 100 por 100, ni que de no haber mediado la falta de mayoría suficiente para aprobar unos presupuestos se hubiese consumado el traspaso de una competencia claramente recogida con “concurrencia” y en “coordinación” con el Estado. Aquí no hay consenso: hay necesidad.
El PNV, con su propuesta de Concierto Político, se acerca a las tesis de Eguiguren de compatibilidad de Fuero y Constitución sin que, como se recoge la Disposición Adicional de la Ley Orgánica 3/1979, nadie renuncie a nada.
El señor Ares, que debía leer con más entusiasmo a sus correligionarios, tendrá que aceptar lo que, desde el PNV se aporte su idea de pacto, como la recogen, entre otros, José Manuel Castells (“El hecho diferencial de Vasconia”). Es cierto que todos tenemos mucho que aprender de lo ocurrido en los últimos treinta años. Resulta un ejercicio interesante, por ejemplo, repasar el relato de Virginia Tamayo –desde el Derecho- en su “Vasconia. La reivindicación política pendiente” para darnos cuenta que todos hemos cometido errores.
Cuando, desde el PSOE, se emplaza al PNV para esto o aquello, se echa muchas veces de menos, por ejemplo, una movilización del PSE para reclamar al Gobierno central que cumpla el estatuto de Gernika en su integridad: desde el preámbulo hasta la última adicional, porque, salvo para aprovechar el día para darse una vuelta por Bilbao y cantar el “Gernikako arbola”, parece que se trata de algo “de otros”, quizá porque como resaltaban Patxo Unzueta y José Luis Barbería en su último libro (“Cómo hemos llegado a esto”), hay Estatuto porque hay nacionalistas. De la misma forma que, como reconocen Zabaleta e Itxaso, el “problema nacionalista” es consecuencia de la abolición foral.
Esas “reglas de juego”, si hacemos casos a todos los correligionarios de Rodolfo Ares citados arriba, dan un amplísimo margen para profundizar en el “Convenio Político” y en los consensos, sin trampas, ni siquiera en el lenguaje: “exclusivo” y “coordinación” no tienen nada que ver con “concurrente”, por ejemplo.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Tras el acuerdo

En un sistema democrático, las fuerzas políticas son autónomas para tomar decisiones, firmar acuerdos, dar su apoyo a unos y otros, y avanzar en sus objetivos como considere oportuno en cada momento. Sin embargo, la reacción al acuerdo presupuestario entre el PSOE y el PNV ha dado lugar a una serie de reacciones, divertidas en unos casos, patéticas en otros. Comencemos por el final.
La alcaldesa de Hernani, erigida en portavoz de los ilegalizados, ante el acuerdo, siguiendo el viejo guión: que no es decir lo que debe o no debe hacer, sino lo que, según esta señora, señalar lo que piensan “realmente” y, sobre todo, lo que conviene a votantes y militantes nacionalistas. Es cierto que, desde ese mundo, jamás se ha hecho una aportación que sirviese, por ejemplo, para crear un solo puesto de trabajo más allá de la función pública (en su caso, la municipal). Casi en la misma línea, el Partido Popular se refirió a lo conseguido por los nacionalistas vascos y gallegos como “migajas”.
La reacción de los socios del PNV en el Gobierno producen, en muchos casos, hilaridad. Izquierda Unida, socia de Zapatero en la legislatura anterior, no hizo nada en esos cuatro años por el autogobierno vasco. Con este partido, no se ha avanzado ni una micra. Lo de EA es protestar por protestar. La política es el arte de lo práctico. Lo importante no es el color de gato, sino que cace ratones. ¿No dice esto el proverbio chino?. Algunos “analistas” denuncian que los negociadores del PNV no “consultaron” con el consejero Campos sobre esta cuestión. Desde la autonomía, Erkoreka y Azpiazu solo tenían que consultar con el EBB y con nadie más. Ni siquiera con el Gobierno. Otra cosa será el momento en que se convoque la comisión mixta de transferencias.
Al PSE-PSOE, el acuerdo le ha dejado sin argumentos. Para los socialistas, desde 1980, el Estatuto no es un marco de encuentro, sino moneda de cambio. La cara y el tono de Rodolfo Ares (que, normalmente, es un orador brillante) presentando los actos del aniversario autonómico eran síntoma claro de lo que estaba ocurriendo. El acto del Guggenhein, en esa línea. El estatuto sigue sin cumplirse. Está pendiente: TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL 1. Prestaciones por desempleo 2. Promoción y gestión de empleo 3. Formación Profesional Ocupacional 4. Regulación de empleo 5. Instituto Nacional de la Seguridad Social 6. Instituto Social de la Marina 7. Gestión del régimen económico de la Seguridad Social 8. Centros de investigación y asistencia técnica (CIAT) 9. Inspección de trabajo 10. Fondo de Garantía Salarial INFRAESTRUCTURAS 11. Meteorología 12. Aeropuertos 13. Puertos de interés general 14. Transporte marítimo y fluvial 15. CEDEX (Centro de estudios y experimentación obras públicas) 16. Ferrocarriles 17. Transporte mecánico por carretera 18. Salvamento marítimo ECONOMICO-FINANCIERA 19. Crédito y banca 20. Seguros 21. Crédito oficial 22. Mercado de valores INDUSTRIA 23. Administración institucional del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo 24. Sector público del Estado 25. Hidrocarburos (petróleo y gas) INTERIOR 26. Expedición de permisos de circulación y matriculación de vehículos 27. Servicios privados de seguridad 28 Elecciones municipales JUSTICIA 29. Centros penitenciarios CULTURA 30. Archivos de titularidad estatal 31. Fondo de protección a la cinematografía TURISMO 32. Turismo AGRICULTURA Y PESCA 33. FROM.
Nadie (de quienes se proclaman autonomistas) se acuerda en estos temas en las celebraciones y aniversarios. Tampoco se acuerda nadie de la LOAPA, ni de las leyes orgánicas y de bases que hay ido desgastando el acuerdo de Gernika. En una situación de crisis como la actual, ¿no creen que lo que está pendiente de transferencia tiene entidad como para tomárselo en serio?.

domingo, 12 de octubre de 2008

SIN ESTATUTO DE GERNIKA, NO HAY PRESUPUESTOS

El PNV pide al PSOE, para poder apoyar los presupuestos generales del Estado, que cumpla dos previsiones de la ley orgánica 3/1979. Es decir, el Estatuto de Gernika. No pide más. Sin embargo, si uno lee la crónica de Luis Rodríguez Aizpiolea y Anabel Díez, el primer mensaje que transmiten estos últimos es que “se ha impuesto el sector soberanista del PNV”.
Afirman los periodistas madrileños: “El PNV se aferra con firmeza a la reclamación del traspaso de las competencias de las políticas del Inem y de la innovación al País Vasco por una vía que el Gobierno socialista considera inasumible. En el caso de las políticas activas del Inem, el PNV exige, junto con el ejercicio de la competencia, la recaudación de las cuotas de los trabajadores. El Ministerio de Trabajo interpreta que esta posición es inasumible porque equivale a la ruptura de la caja única de la Seguridad Social”. Es cierto que nos vamos haciendo mayores, pero no puedo creer que, por lo menos, Aizpiolea, antiguo redactor de “Egin” y de “El Diario Vasco”, no se conozca el Estatuto. El Artículo 18 conceden en exclusiva a la CAPV la gestión del régimen económico de la Seguridad.
Por lo que se refiere al I+D+I el Estatuto de Gernika es, asimismo, claro. El artículo 10 la reconoce como “competencia exclusiva”, eso sí, en coordinación con el Estado. Sin embargo, el texto de los colegas de la Corte da otra impresión. “En el caso de las políticas de innovación, el PNV reclama el traspaso de una parte de esta competencia que el Estado ejerce en Euskadi. Su traspaso conllevaría un "principio de fractura" que originaría un grave precedente para otras autonomías, según fuentes gubernamentales”.
Aquí se nos habla de “principio de fractura”, que no se sabe exactamente qué es. Y un precedente para otras autonomías. ¿Y?. Si las otras autonomías tienen reconocidas en sus estatutos la investigación científico-técnica tienen todo el derecho a ejercer esa competencia. ¿No hay autonomías que tienen reconocido en sus estatutos el derecho de consulta y Euzkadi no?.
La “caja única” de la Seguridad social es un mito cultivado por el PSOE en la década de los 1980 y afianzado por un Tribunal Constitucional politizado (tras haber sido desmontado el de la sentencia contra la LOAPA). Por otro lado, es también una forma de financiación de sindicatos y patronales. Lo del I-D+I tiene toda la pinta de responder a un capricho, en este caso de la ministra Garmendia.
El PSOE de Patxi López parece que no quiere cumplir un acuerdo transversal muñido en Euzkadi y refrendado en Madrid. No solo por los socialistas, también por la derecha, los comunistas (quizá habría que recordárselo a Fidalgo). Zapatero se quedará sin presupuesto, no porque se “imponga el sector soberanista” (falso de toda falsedad), si no porque se niega de forma persistente a cumplir el Estatuto de Autonomía de Gernika al que tanto apelan López y Zapatero. El PNV no pide nada que no esté reconocido por una ley orgánica, ¿en vigor?.

Enviado a Deia

miércoles, 1 de octubre de 2008

Jokin Intza

Ha muerto Jokin Intza. Tenía 84 y había dedicado toda su vida a la Causa Vasca. Por ello, sufrió cárcel y exilio. Había nacido en Bergara y, en los momentos más duros de la dictadura, comenzó sus actividades en la Resistencia Vasca. Participó en la Huelga General de 1947 (en la que perdió a uno de sus amigos del alma, Agustín Unzurrunzaga "Xabale"). Posteriormente, se exilió en Venezuela donde realizó una labor increible, fundamentalmente, en la puesta en marcha de actividades que tuvieron eco tanto en Euzkadi como el el exilio vasco. Fondos para la financiación de "Gudari", el órgano de Euzko Gastedi del Interior (EGI), de libros de todo tipo, de Radio Euskadi, y, por supuesto, de su Partido (EAJ) y de ELA-STV.
Jokin fue, sobre todo, un hombre de acción. Algunas de sus aventuras, nunca todas, aparecen en su libro "Hombre libre sin Patria libre". Pero, sobre todo, fue un patriota a la antigua usanza. De esos por lo que solo se puede sentir, además de mucho cariño, un respeto ilimitado.

sábado, 27 de septiembre de 2008

¿Qué más sabemos hacer?

En enero de 1982, la revista Muga publicaba un editorial titulado “Además de oponernos, que más sabemos hacer?” (Muga:19). En uno de sus párrafos se decía: “El nacionalismo vasco no puede ser un oponerse a algo, sino hay que buscarle una formulación positiva, centrada en un proyecto de vida en común que sea algo más que el simple sentimiento emocional de la pertenencia al heroísmo resistente. Hay que intentar aportar soluciones, o vías de soluciones, a problemas de cara al futuro”. Y concluía: “…la revitalización de la sociedad vasca pasa por la revisión de ciertos dogmas que nos ha sido queridos hasta ahora. Esta revisión se hará si nosotros mismo somos capaces de ello, pero no podrá venir de quienes nos critican desde fuera”.
Aquel análisis, hecho desde un medio considerado como “del PNV”, dio lugar a un sinfín de reacciones, todas de “fuera”. Los autocalificados ”sabinianos”, que habían abandonado el Partido dos años antes formado el grupo “Euzkotarrak”, publicaron un artículo incendiario en Egin (1982, urtarila, 8), proponiendo, desde una discutible ortodoxia, exactamente lo contrario.
En aquellos días, el País vivía ensangrentado por la violencia, en medio de una tremenda crisis económica, con una autonomía bloqueada (y acorralada por la LOAPA) y en medio de las primeras tensiones entre el Partido y el Gobierno, perfectamente explicables en unos momentos en que todo estaba por hacer. Un año antes, con Eugenio Ibarzabal, le había entrevistado a Xabier Arzalluz en su despacho de la calle Marqués del Puerto de Bilbao, entonces sede del EBB. En ella, el Arzalluz, recién elegido presidente del de Consejo NAcional del PNV, defendía, por un lado, la bicefalia y, por otro, el protagonismo del PNV: “El PNV tiene una función de protagonista en el sentido en que esta la organización que, de cara al pueblo, se hace garante de un programa y de su ejecución, y en ese sentido tiene el protagonismo fundamental de que será el último responsable de que una determinada gestión pública se haga en el sentido que se ha propuesto y por el cual el pueblo ha dado unos votos y un apoyo”. En este punto, resaltaba que “la prudencia política de un Partido y de la dirección de un Partido está en saber ejercer el control dando el máximo apoyo y vigilando también” (Muga: 11, XI, 1980).
Las tensiones entre el Partido (Arzalluz) y el Gobierno (Garaikoetxea) fueron a más, desembocando en la escisión de 1986 que tiene que ver, por un lado, por el intento de suplantación del papel del Partido por parte del Gobierno (para ser más exactos del presidente de ese Gobierno) y, por otro, de los diversos avatares de los primeros años de la Transición. A esto hay que sumar, por otro lado, un cierto papel del PSOE en la escisión, sobre todo a partir de las elecciones municipales de 1983 (en las que, a pesar del efecto Gonzalez, los socialistas no lograron desplazar a los nacionalistas).
La escisión del PNV trajo, como primera consecuencia, que tanto los socialistas como los radicales ocupasen amplios espacios de poder que, hasta entonces, parecían vedados para estos dos sectores. En segundo, lugar un debilitamiento real del conjunto de nacionalismo democrático. Al contrario de lo que se llegó a defender en aquellos días, PNV y EA no lograron ampliar (cada uno por su cuenta) su campo de actuación, más bien al contrario. Cincuenta más cincuenta no eran cien, sino ochenta. Fracasados los intentos de medrar uno a costa del otro, por un lado, comenzaron los intentos de “pescar” en el caladero de la izquierda radical, alejándose de algunos de los planteamientos que, en 1984, habían conseguido que el PNV en solitario alcanzase casi la mayoría absoluta. En segundo lugar, en aquellas zonas en las que el PNV había quedado más afectado por la escisión (por ejemplo, en Gipuzkoa), con el pretexto de que, por lo menos, un municipio o una comarca estaban en manos abertzales (sin importar el compromiso de estas “manos” con la paz o la democracia) fueron abandonados sin presentar batalla, lo que explica en gran parte el mapa electoral guipuzcoano (y de algunas comarcas vizcaínas). Como guinda a todo esto, está la estrategia de EA de apoyarse en Batasuna para desplazar al PNV (los ejemplos abundan) sustituyéndolo por una fuerza auténticamente abertzale, creen.
El terrorismo ha distorsionado la vida vasca, al menos en los últimos treinta años, lo que, unido a cuarenta años de franquismo, nos deja en una situación terrible. En 1956, se publicaba, por primera vez, “La Causa del Pueblo Vasco”, de Francisco Javier de Landaburu. Este pequeño ensayo comenzaba con la siguiente cita: “Yo no puedo comprender que haya hombres que estén continuamente en peligro por culpa de otros hombres. No puedo comprenderlo y me parece horrible. No digas que es por la patria”. La cita es obra de Sofía Scholl, una estudiante cristiana de la universidad de Munich, de 22 años, decapitada por los nazis.
El pensamiento del PNV ante cualquier manifestación de violencia política o de terrorismo ha sido siempre la misma: de absoluto rechazo. He repasado textos y entrevistas, además de los de Landaburu, de Irujo, de Ajuriaguerra, de Robles-Arangiz,… y no he detectado un ápice de compresión hacia la acción de ETA (y de ningún tipo de violencia). He tratado de encontrar, asimismo, algunos tópicos que, repitiéndose una y otra vez, se convierten en verdades absolutas.
Se afirme que el PNV sostiene que el terrorismo es consecuencia de un contencioso histórico no resuelto. Y esto no es cierto. Como mucho (y es mucho aceptar), una tesis aproximada es la que dibujan Santiago de Pablo y Ludger Mees, nada sospechosos de veleidades abertzales, en la última edición de “El Péndulo Patriótico” (2005), cuando afirman que en los 1970, los nacionalistas defendía que, a más autonomía, menos violencia. Algo que, al final, se ha demostrado cierto. La dilación en el cumplimiento de todas las previsiones del Estatuto, el mercadeo y la broncas en torno a estas cuestiones, por el contrario, ha contribuido a un cierto desgaste.
ETA militar sigue activa porque quiere imponer a todas las demás fuerzas, y al conjunto de la sociedad vasca, a “Euskal Herria”, sus tesis y programas. La imposición se ha disfrazado históricamente por la existencia de un presuntamente “déficit democrático”. HB, EH o Batasuna han estado en las instituciones y han tenido la oportunidad, por un lado, de someter sus programas a la ciudadanía (que les ha dado el respaldo que les ha dado). Por otro lado, ha podido discutir sus propuestas en diferentes parlamentos. ¿Qué ocurre?. Pues que, cuando los representantes de la inmensa mayoría no aceptan los postulados de la inmensa minoría, entonces, hay “déficit democrático”.
Hay una cuestión que ha marcado, es cierto, una parte de nuestra historia: cierta relación de parentesco, amistad, vecindad,… con algún militante de ETA. Era algo que formaba parte la cultura cotidiana. A esto hay que añadir que, a la salida de la dictadura, ETA no solo estaba rodeada de un cierto halo heroico sino que se percibía como parte de la comunidad nacionalista. Así, cuando en septiembre de 1978, el PNV salió a manifestarse contra ETA fueron muchos quienes, en su seno, no ocultaron su disgusto por este acto (y estas críticas no vinieron solo de sectores del PNV. Teo Uriarte y Mario Onaindía hicieron públicas las suyas en un encendido artículo que publicó Egin). Sin embargo, la intensificación de las acciones de ETA (y su crueldad cada vez mayor) fueron eliminando cualquier rastro de compresión aunque, todavía en 1998, una minoría pensaba que la suerte del conjunto del nacionalismo pasaba lo que le ocurriese a ETA. Así, en aquel momento, que había que conseguir, como fuese, que esta dejase de matar. Lizarra, que fue uno de esos intentos, fracasó por diferentes razones.
A lo largo de estos últimos treinta años, las percepciones de los nacionalistas hacia ETA militar y su mundo han cambiado de forma radical. La vieja cuadrilla plural ha saltado por los aires, las relaciones familiares se enfrían,… El nivel de crueldad del asesinato de Miguel Ángel Blanco, que no se diferenciaba mucho de quienes acabaron con la vida de Sofía Scholl, fue algo insoportable.
Hoy en día, es difícil mantener que la persistencia de la violencia es consecuencia de ese contencioso o conflicto. Es cierto que, a estas alturas, habría que definir el “conflicto vasco”. Para todos no es lo mismo. Para EAJ, tiene su origen en la abolición foral (Ponencia Política 2007, p. 2) y en la incapacidad del Estado de cumplir sus propias normas: desde las leyes abolitorias hasta el Estatuto de 1979. ¿Es lo mismo para ETA militar?. Evidentemente, no.
El pacto de Ajurianea fracasó porque intentaron utilizarlo como la plataforma para conseguir lo que algunos llamaron postnacionalismo. De completar el Estatuto, solo en teoría. Recordar que, estos días, la ministra Garmendia se niega a traspasar una competencia exclusiva de la CAPV, según el Estatuto, como reconoce el nada sospechoso diario “Público”. Y porque “Ajurianea”, al final, se había quedado en un foro para redactar notas de condena cada vez que ETA cometía un atentado. Lizarra fue un fracaso para el PNV, entre otras razones, el partido cedió su liderazgo social, mostrándose ante los radicales como una fuerza vulnerable. O, dicho de otra forma, acabó consiguiendo que le perdieran el respeto.
Es cierto que ETA y los suyos no pueden marcar la agenda política de la inmensa mayoría. Pero, al mismo tiempo, resulta muy duro aceptar que se actúe como si ETA no existiese. Porque existe. Y hay un sinfín de iniciativas que no deberían ponerse en marcha con ETA actuando. Contribuyen, entre otras muchas cosas, a esa pérdida de respeto a la que se hacía alusión. Algunas de las votaciones que se han producido en el Parlamento vasco son un buen ejemplo de esto. Se parecen más a una humillación que a otra cosa.
¿Qué le queda, pues, al nacionalismo vasco?. El objetivo final del nacionalismo es que los vascos, de forma pacífica y democrática, pasen de ser objeto a sujeto de todas sus decisiones. Partiendo de esto, tan elemental, hay una cuestión predemocrática: no se puede avanzar en ese camino mientras que haya ciudadanos amenazados de muerte que no pueden moverse, ni expresarse con libertad. Quizá por ello y hasta que se haya producido la disolución de ETA, hay cuestiones (irrenunciables) que deberían esperar a ese momento. De la misma forma, el PNV debe volver a contar con la iniciativa en cuanto a programas y estrategias. Más que nada por un elemental sentido de prudencia política, aquella prudencia a la que se refería Arzalluz cuando le entrevistamos en 1980. Y mientras tanto, como se decía en aquel editorial, seguir buscando entre todos (sin imposiciones ni a los de casa, ni a los de fuera) formulaciones positivas, atender a los problemas inmediatos de los ciudadanos y estar cada día más cerca de los que sufren. El “apoyo y reconocimiento social a todas las víctimas del terrorismo” es parte esencial del cuerpo doctrinal de EAJ-PNV.