domingo, 8 de febrero de 2009

Las ideas del PNV

En la década de los 30 del siglo XX, el mundo se debatía en lo que algunos llamaban “guerra civil intelectual”. Se enfrentaban dos totalitarismos. El fascismo, por un lado, y el comunismo, por otro. Además, no se daba elección: si no estabas con el comunismo eras fascista y, por el contrario, eras comunista si no apoyabas al fascismo. Surgió una tercera vía, democrática, contraria a cualquier idea totalitaria. Es lo que algunos llamaron izquierda católica y, de forma más amplia, Democracia Cristiana. Este movimiento tiene un profundo contenido social. Era asimismo una vía entre la economía planificada y el liberalismo económico. Sobre ambas bases, se reconstruyó la Europa arrasada por la guerra, se sentaron las bases de eso que hoy se llama “estado de bienestar” y se pusieron los cimientos de la Unión Europea: Van Zeeland, Adenauer, De Gasperi, Schummann,… con los grandes teóricos de este movimiento: Sturzo o Maritain son las referencias esenciales de este proceso histórico.
A partir de 1931, el diario Euzkadi, vinculado al PNV, comienza a publicar su “Página social” a través de la cual comienzan a difundirse esas ideas demócrata-cristianas. Entre sus colaboradores más asiduos dos sacerdotes. Alberto Onaindia y José de Ariztimuño “Aitzol”. En 1933, el ELA-STV se adhería a la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos (CISC), luego, Confederación Mundial del Trabajo (CMT), a la que perteneció hasta su fusión con la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) en 2005. Del mismo modo, destacados miembros de las nuevas generaciones del PNV (Aguirre, Jauregui, Basaldua,…) fueron activos en la Agrupación Vasca de Acción Social Cristiana (AVASC).
Las relaciones con los demócrata-cristianos europeos se hacen más estrechas a partir de la guerra civil. De nuevo, había que tomar partido: o por Stalin, o por Franco. De nuevo, se optó por la democracia. Las atrocidades franquistas, el bombardeo de Gernika, la ejecución de sacerdotes católicos vascos por los “cruzados” (entre ellos un hermano de Onaindia y el propio Aitzol) dieron lugar a importante movimiento de solidaridad con los vascos demócratas. Esas relaciones, además, se hicieron más intensas en el exilio: porque franceses, belgas, holandeses, checos o polacos que habían seguido a austriacos, italianos,… y, por supuesto, a los vascos.
Durante los años de la guerra mundial, los exiliados del PNV en las Américas jugaron un papel protagonista en la difusión de las ideas demócrata-cristianas (“de Maritain”, se decía entonces) en unos años, en los que la Jerarquía latinoamericana era mayoritariamente pro-eje. Colaboraron (y trabajaron profesionalmente) con Orden Cristiano, La Revista Belga, Ambos Mundos… José Antonio de Aguirre realizó una gira por el continente con ese fin. En Nueva York, frecuentó a Sturzo, Maritain, Vignaux, Van Cawlaert, Coudenhove-Kalergi,… Mientras tanto en Londres, a través de Alberto Onaindia (que colabora con Sturzo y Veraart) en la Unión Internacional Cristiano Demócrata. Las gentes del PNV trabajaron codo con codo con aquellos que debían reconstruir la Europa de la postguerra.
El nazifascismo fue derrotado, pero el inicio de la guerra fría, y otras cuestiones, impidió que los Aliados acabasen con la dictadura de Franco (que, en aquellos momentos, se consideraba un mal menor). Las potencias occidentales entregaron media Europa (incluidas, claro Polonia y Checoslovaquia) a la Unión Soviética que impuso en los diferentes países dictaduras títeres. Los vascos demócratas pensaban entonces que, si se derrotaba al comunismo, nada justificaría la persistencia del franquismo.
Asimismo, José Antonio de Aguirre, por un lado, y los dirigentes del PNV, por otro, basaron su estrategia en vincular el futuro de los vascos a un régimen democrático en España (para lo cual, los antifranquistas demócratas deberían permanecer unidos) y, desde el punto de vista de la construcción nacional, se convierte en doctrina lo recogido en la Carta del Atlántico. Los vascos luchaban por pasar de objeto a sujeto de todas y cada una de las decisiones que le afectan. Por otro lado, ya en la década de los 1950, el PNV optaría por las vías democráticas como única forma de construir la nación.
La crisis del comunismo y de fascismo (y de las economías planificadas) y, ahora, la crisis del liberalismo (y de la dictadura del mercado) reviven de las ideas sociales y económicas que han formado parte de la esencia ideológica del PNV y que, en Europa, son el alimento espiritual del estado de bienestar.

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