jueves, 24 de julio de 2008

La ley de consulta (8)


Mientras los franquistas reformistas (UCD) y el PSOE cerraban el pacto constitucional a la vez que marginaban al nacionalismo vasco de cualquier signo (resulta interesante a estas alturas releer los trabajos de Ortzi de aquellos días, Denuncia en el Parlamento o El no vasco a la reforma), en Euzkadi se había formado (el 19 de junio de 1977) la Asamblea de Parlamentarios Vascos. En la constitución de esta Asamblea, presidida por Manuel de Irujo, estuvieron presentas todos los diputados y senadores vascos elegidos en 15 de junio, excepto los de la UCD de Navarra. La misión de esta Asamblea era la redacción de un Estatuto de Autonomía.

Después del varapalo electoral, diferentes organizaciones de izquierda (UJM, PT, EKA, LKI, ESB, LAIA (bai), EIA, ADM, CSU, HASI, OIC, EMK, ANV, EGAM, IAM), en aquel verano de 1977, convocaron la llamada Marcha de la Libertad con los siguientes fines: Amnistía Total, Reconocimiento de nuestra identidad nacional, Estatuto de autonomía (“como un primer paso hacia el eje5cicio del derecho de autodeterminación”) y disolución de cuerpos represivos. De entre los partidos antifranquistas, ni el PSOE ni el PNV participaron en la Marcha. Este último partido no consideraba oportuno el momento en que se convocó. Todo lo publicado y dicho sobre la Marcha en recogió en un volumen editado a principios del año siguiente (Askatasunaren ibilaldia).

Como ocurriera en Chiberta meses atrás, el éxito aparente en principio (por la participación) acabó de nuevo en rotundo fracaso. Porque, al final, Monzón y los milis seguían insistiendo en el “frente abertzale”. El PNV se mantuvo al margen (porque, no solo avanzaba la negociación autonómica, sino que estaba a punto de aprobarse la definitiva ley de amnistía) del nuevo intento y poco después, se “descolgaban” otras organizaciones, fundamentalmente EIA (el partido surgido de la VII Asamblea de ETA (pm) que, con el EMK e independientes, formaban la coalición Euskadiko Ezkerra). Los milis, que se sentían marginados, exigieron a EIA que abandonase EE, al negarse lo expulsaron de la Koordinadora Abertzale Sozialista (KAS) (sobre KAS en aquellos días ver Natxo Arregi, Memorias del KAS).

El día 8 de octubre de 1977 las Cortes aprobaban la amnistía (con la extraña oposición de Ortzi). El día 10, los “milis” acribillaban a balazos de Augusto Unzueta (presidente de la Diputación de Bizkaia). El día 15, salieron todos los presos vascos y se permitió regresar a los exiliados.

Los acontecimientos de aquellos días demostraron que los “milis” no estaban preparados para la política ni sicológicamente para volver al interior y reanudar una actividad política no violente. Para colmo, la vuelta a la actividad propiamente política tandría que darse en condiciones harto difíciles, en la medida en que su abstención a las elecciones del 15 de junio no les daba oportunidad de participación ni en el Parlamento español ni en la elaboración del Estatuto de Autonomía (la abstención promovida por los milis, por ejemplo, supuso que, por poco, no se obtuviese el acta de diputado por Bizkaia para Periko Salabarria).

Siguió una oleada de atentados de tal calibre que produjeron más víctimas en un año que en los diez años de acciones durante el franquismo. Tras cada uno de ellos, los “milis” ofrecían su valoración política de que nada había cambiado, proseguía la dictadura militar y la única salida era que se negociara con el Gobierno la alternativa KAS.

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