jueves, 28 de febrero de 2008

¡Que Dios nos coja confesados!

En su despedida como obispo de Pamplona y Tudela, Fernando Sebastián reconocía que, catorce años después, la Iglesia Católica había retrocedido en Navarra. Un grupo de fieles y sacerdotes críticos con su gestión hizo público un documento titulado 'Otra Iglesia Diocesana es posible'. Quienes se hayan movido por algunas zonas de Navarra se dará cuenta que, en tan solo una década, las iglesias se han vaciado. Monseñor Sebastián ha ido sustituyendo, por ejemplo, a los párrocos de comarcas vascófonas, cuyos fieles pueden tener ideas políticas diferentes a las del obispo dimisionario (uno de los ideólogos de la línea editorial de la actual COPE), por jóvenes, muchos de ellos guipuzcoanos (de Elgeta, Zumarraga, Soraluze,..) y euskaldunes, formados en un seminario ultraconservador de Toledo. ¿Resultado?. Si antes la Misa Mayor registraba auténticos “llenazos”, la misma iglesia hoy apenas si es ocupada por un puñado de gentes de edad y los niños que van a hacer la Primera Comunión (que, por cierto, cuando comulgan por primera vez, ya no vuelven a aparecer).

La Iglesia (Católica y Romana) se está quedando para algunos momentos de la vida del hombre (y de la mujer). El Bautismo, la Comunión, el Matrimonio (cada vez menos: con repercusión negativa en los otros dos sacramentos) y la Extremaunción al final de la vida.

Los jóvenes no quieren una iglesia que prohíba, que amenace, que restrinja, que de la espaldas al mundo y sus problemas. Quienes nos consideramos católicos, lo hacemos en una acto de libertad, aunque no estemos convencidos de muchas cosas. Yo, en este sentido, me siento muy cerca de Spencer Tracy, un irlandés católico que prefirió pecar a romper con la religión de sus padres que consideraba la única verdadera. La Iglesia represora del Medievo y de Trento espanta a los fieles. Por otro lado, sigue sin darse cuenta que la evolución de la humanidad desde 1962 hasta hoy es comparable al del milenio anterior. El Concilio Vaticano puesto en marcha por el buen Papa Juan acercó la Iglesia al pueblo haciéndola inteligible, y Papa Benedicto y, sobre todo, los obispos hispanos, la están convirtiendo en odiosa.

Y es que los jóvenes de internet y la globalización no entienden lo que les dicen en la iglesia, y no van. Los católicos –que no somos ni del PP y estamos en la antípoda del Opus Dei y movimientos similares- cada vez entendemos menos. A pesar de los llamamientos de don Ricardo Blázquez, la “comunión con la Iglesia” no puede servir tropelía tras tropelía. La Cope (nos) insulta cada día a un sinfín de católicos. Muchos de mi generación (que pasamos en su día por la Universidad de Navarra) seguimos siendo católicos por sacerdotes como los que intenta combatir Monseñor Rouco a través de Iceta. Yo entiendo el Evangelio que practicaba mi tío, Domingo San Sebastián, algunos agustinos que me llevaban a ayudarles a Misa a las cárceles, donde estaban “hijos de dios”, a José Antonio Montoto (que ya no llegara a obispo) al que acompañaba a visitar a moribundos. Por no hablar de mi familia cercana. Lo que conocí del catolicismo del Opus Dei (si hubiese sido el único) era razón suficiente para cambiar de iglesia (eso en mi caso, que soy de los que cree que no se puede vivir sin Dios).

La herencia de Monseñor Rouco va a marcar un hito en la historia de la Iglesia Católica. O, mejor dicho, en el vaciamiento de la Iglesia Católica española y vasca, al mismo tiempo que va lograr (ya lo está logrando) que se identifique "católico" con PP, a pesar de que sus tres máximos portavoces –Losantos, Ramírez y Vidal- no está, precisamente, en "comunión con la Iglesia". Los obispos se están convirtiendo en militantes anti-gobierno.

La culpa de lo que ocurre no es del Gobierno, como pretenden algunos (muchos) obispos. Ellos, como pastores, son los principales responsables. La comunión con la Iglesia no justifica todo.

Vamos a tener un obispo guerniqués y euskaldun, ¿y?. Euskaldunes eran Laucirica (de Iurreta) o Gúrpide (Otxagabia). ¡Qué Dios nos coja confesados!.



Enviado a DEIA el22 de febrero de 2008

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